Félix Población
El escritor Montero Glez firma una larga entrevista con Pablo Iglesias en el último número de la
revista Librújula, que también podemos leer en Público, y en la que el líder de
Podemos habla de sus lecturas, un asunto que referido a no pocos políticos
daría mucho menos de sí.
Este
fin de semana, antes de la presentación del libro, pudimos comprobar a través de las redes
sociales el rigor y el entusiasmo intelectual con los que Iglesias lee y analiza un
ensayo que le interesa, tal como ha ocurrido con Ibex 35: una historia herética
del poder en España, del que es autor el sociólogo Rubén Juste. Sería muy
reconfortante que otros políticos participaran a su público comunicaciones intelectuales de ese tenor cada
vez que leen un libro que les resulta interesante.
Debido a esa última lectura compartida de
Iglesias -en la que también me he embarcado con tanto gusto como para recomedarla-, me ha parecido oportuna la interviú de Librújula. En ella habla el
interesado, entre otras cosas, de poesía, materia de lectura minoritaria en
España, y mucho más entre la clase política, aunque en Podemos ya tengamos en
el directorio del Consejo Ciudadano a la poeta Sofía Castañón.
Pablo Iglesias
le dice a Montero Glez que le ha costado mucho leer poesía, pero que le gusta mucho
escucharla: “La poesía se debe escuchar, no está pensada para ser leída,
está pensada para ser recitada, para ser cantada. Mi padre recita muy bien. Ha
sido actor de teatro y desde el principio me ha gustado mucho escuchar recitar.
Desde pequeño me enseñaron a memorizar versos de Lorca o de Machado y eso ha
hecho que, aunque leer poesía me convence menos, escuchar poesía me entusiasme”.
Es muy estimulante escuchar estas frases si quien las dice aspira a estar algún día al
frente del gobierno de este país. Sobre todo porque me consta la certidumbre
absoluta del aserto. Mi querido amigo Javier Iglesias es un excelente recitador,
tan enamorado de la poesía al menos como yo mismo, y por lo tanto el más
llamado a sembrar en la sensibilidad de su hijo lo que personalmente hice con la
de mi hija desde sus primeros años. La memoria poética hace mucho bien al cultivo en expresión y hondura de la palabra.
Hay mucho por hacer con respecto a la poesía, la música, el teatro y el arte en general en España. Evitaríamos así que muchos estudiantes de los cursos superiores de instrumento tengan que abandonar su país -también por esto- para ampliar sus horizontes vocacionales en otras naciones.
DdA, XIV/3486
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