Ana Cuevas
A Mariano Rajoy ya le llaman por ahí "el manco de
Pontevedra". Y no. No es porque el presidente dedique sus ratos locos a
cantar por soleares en un tablao flamenco junto al "quisquilla de
Huelva" y el "boquerón logroñés". El mote tiene retranca. Ya saben,
mensaje implícito. Que va con segundas vaya. La cosa viene por esa
afición que tiene Mariano de poner la mano en el fuego por todos los
crápulas de su cuchipandi que se han visto salpicados por casos de
corrupción. A estas alturas la mano de Rajoy es como un lanzallamas. Ahí
donde la posa, la credibilidad del individuo avalado por el gesto acaba
reducida a cenizas. Más que una extremidad, la mano mariana es una
alegoría de una zarza ardiente donde crepitan las reputaciones más
trending-basura de los más celebres forajidos populares.
Vamos con
un ejemplo práctico: Cuando hace poco Rajoy extendió sus cinco dedos
sobre las brasas, metafóricamente hablando, para defender la honra
mancillada del presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, ya nos
estaba dando pistas de lo que iba a suceder.
Al protegido le
atribuyeron dspués tres presuntos delitos por fraude y cohecho. No hacía
mucho que el presidente le había brindado todo su apoyo y confianza "porque tú te lo mereces".¡
Oye, como un tiro!. No pasó mucho antes de que el murciano cayese
abatido en el fuego cruzado de las investigaciones judiciales. La
mano incandescente le había señalado. Su suerte estaba echada.
¿Qué
si pienso que Rajoy es gafe? Tiremos un poco de la hemeroteca- Tenemos
casos tan sonados como el de Alfonso Rus ( el que fuera presidente de la
diputación de Valencia y alcalde de Xätiva) por el que Mariano expresó
su amor con vehemencia: "Te quiero Alfonso. Te quiero, coño".
Una declaración tan conmovedora como certera. Desgraciadamente para Rus
su destino estaba marcado y aparecieron unas filtraciones en las que se
le escuchaba contar "dos millones de pelas" resultantes del cobro de una comisión.
¿Y
qué me dicen de Carlos Fabra? Rajoy lo definió como un ciudadano y
político ejemplar. Un modelo de virtud. ¡Y zasca! al ex-presidente de la
Diputación de Castellón le cayó la del pulpo. Bueno, él estaba
más acostumbrado a que la diosa fortuna le favoreciera con premios de
lotería pero, en cuestión de imputaciones, digamos que le tocó el gordo y
la pedrea. La mano dixit.
Y no podemos olvidarnos de las inquietantes palabras que Mariano dedicó al bueno de Francisco Camps: “Siempre estaré detrás de ti, o delante, o a un lado. Me es igual".
Aparte de rarunas, profetizaban, a la gallega, la caída en desgracia
del "curita". Desde entonces a Camps no le llega al cuello la camisa de
su fino traje.
Y podemos seguir con una larga lista. Con frases de incondicional apoyo que han pasado a la historia de la risión: "Rita eres la mejor". "Eres la alcaldesa que merece valencia" (Rita Barberá), “Luis sé fuerte”( Bárcenas,un clásico ya), “Estas
son mis credenciales. La gestión del Ayuntamiento de Valencia y la
Comunidad. Y Xátiva. Y Castellón. Otros no, pero yo sí. Estas son mis
credenciales" (socarrándose esta vez en nombre de los delincuentes
que pululaban por toda la comunidad valenciana, la que más quemaduras
le ha costado al pobre hombre), etc., etc...
Nadie podrá negar
que la mano de Rajoy debe ser incombustible. El olor a churrasco a la
gallega se agarra hasta la pituitaria más recóndita de nuestra madre
patria. Pero él la mantiene, impasible el ademán, sobre el incendio
corrupto que asola su partido. Apenas le delata un poco el ojo de mentir
que, de pronto, se le pone jotero y retozón. Pero en su fuero interno
sabe que su sacrificio a lo San Lorenzo no es en vano. Y que sus
mentiras piadosas no le llevarán al infierno. Alguna suerte de justicia
poética desenmascara a sus protegidos revelando su verdadera
personalidad de villanos.
Mariano solo tiene que señalarlos
sacando a pasear su chamuscada mano... de santo. Al final será
cierto aquello de que a dios le gusta escribir derecho con renglones
retorcidos.
DdA, XIV/3468
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