Félix Población
Ayer,
gracias sobre todo al desparpajo que agracia a la reportera aragonesa Thais
Villas, tuvimos una somera idea del festivo panorama que sazonó la entrega de
los premios concedidos por la Asociación de Periodistas Parlamentarios. Que con
ocasión de estas distinciones se hagan todo tipo de bromas -aunque el país no esté para confetis-, parece que es lo
habitual en una celebración que cada año antecede a las fiestas navideñas, vaya como vaya el clima consuetudinario en el hemiciclo.
Fue
muy de celebrar, sobre todo -aparte del beso entre Errejón e Iglesias, auspiciado por la reportera-, el monólogo de doña Ana Pastor, presidenta del
Congreso, de quien Villas logró además la inusual sinceridad entre los suyos de reconocer que la mayor
virtud de Iglesias son sus facultades oratorias y su capacidad de
comunicación. No fue, empero, el líder de Podemos quien se llevó el premio al
mejor orador, sino el presidente del Gobierno, entre cuyos discursos en la
tribuna -mayormente leídos- figura la conclusión de alguno especialmente
memorable por su carácter dubitativo, que El Intermedio ofreció también anoche.
Para más detalle, acerca de las pifias y galimatías del mejor orador del reino, es aconsejable
visitar el blog La Lamentable de Ángel Sánchez de la Fuente. Claro que lo de don Mariano es ciertamente venial al lado de las artimañas plagiarias del rector de la universidad madrileña que lleva el nombre de Juan Carlos I, copiador de colegas y alumnos a la par, que sigue en su puesto como si tal cosa.
PS. Lo último hasta ahora del entremés esperpéntico lleva por quevedesco título Los plagiados plagiarios: El profesor plagiado que exculpó al rector plagiario es a su vez un plagiario.
DdA, XIII/3413
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