Félix Población
Para quienes cada día más se
integran en el creciente aunque poco acelerado kilometraje de carriles/bici con
el que cuentan nuestras ciudades, este libro de Ben Irvine, magníficamente
editado por Siruela, les va a ser de mucha utilidad documental y reflexiva a
favor de su vehículo. Para ello recurre el autor a algunos pasajes de la
biografía de Albert Einstein, uno de los científicos más sobresalientes de la
historia, que iba en bicicleta -según confesión propia- cuando se le ocurrió su
teoría de la relatividad.
Pensaba Einstein que hay dos formas de vivir la vida:
como si nada fuera un milagro o como si todo lo fuera. Es evidente que para
llegar a ser Einstein o intentarlo se requiere lo segundo. Para ello es
necesario vivir con atención o conciencia plena. La bicicleta, según Irvine, es
una máquina de ensueño que aúna meditación y movimiento, curiosidad y
velocidad. En bici se adquiere en semanas lo que Einstein personificó sin
esfuerzo: vivir con atención plena. No es de extrañar por eso que se considere
la bicicleta haya sido considerada como el mejor invento de la historia.
La bici posee los mismos efectos
colaterales que la meditación convencional. Cualquier ciclista siente esos
efectos notarse con un grado de consciencia más alerta, una mayor serenidad y
energía. La verdadera vocación de la bicicleta es alcanzar la atención plena,
que conduce asimismo a darnos una visión más equilibrada del mundo. De las
cuatro actitudes que componen dicha visión y de cada una de ellas es de lo que
tratan los cuatros capítulos de que costa este hermoso librito, un tanto afeado
por la traducción.
En el primero, El mejor de los inventos, se reflexiona
sobre el ingenioso diseño de este vehículo, partiendo de la llamada draisiana,
una bicicleta sin pedales que el barón Karl von Drais inventó en 1817. Para
llegar a los pedales hubo que saltar a 1867, cuando Pierre Michaux empezó a
construirlas en su taller de París y la bici se convirtió decenios después en
el vehículo más popular del naciente siglo XX.
En A rueda libre, sin preocupaciones, se analiza el regocijo infantil
de montar en bicicleta, cuando descubrimos la independencia y al ejercitar el
cuerpo despertamos la mente y fomentamos la imaginación. No en vano el escritor
Louis J. Galle indicó que ir en bici era la experiencia más próxima a volar que
tiene un ser humano, significando por vuelo el del pájaro, no el del avión. Si
Einstein tocaba el violín porque le ayudaba aguzar su concentración para
desarrollar sus trabajos de física, el ciclismo nos facilita ese estado mental
avizor que se requiere para las tareas intelectuales. Al bajarte de una bici te
sientes más despierto, más sereno y centrado que antes de subirte al sillín.
Algunos no dejamos de experimentarlo.
En La
vuelta a la manzana, Ben Irvine, que dice haber escrito este libro no sólo
sobre ciclismo sino mediante el ciclismo, nos invita a utilizar la bicicleta
para crecer en sociabilidad, amabilidad y ánimo inclusivo y ecuánime con
nuestros vecinos. Si esto compete al ámbito local, en defensa del medio
ambiente y una vida urbana más sosegada y menos ruidosa, en el último capítulo -Una vuelta por el mundo-, la dimensión
del horizonte ciclista se dilata al hablarnos de las grandes distancias
acometidas por una serie de esforzados del pedal, desde aquel R. J. Klamroth
que en 1869 invirtió seis días en recorrer los 644 kilómetros que separan
Londres de Edimburgo, hasta el teniente ruso que en 1890 fue de San Petersburgo
a la capital británica en un mes,
dejando atrás más 3.220 kilómetros.
No podían faltar en El arte de montar en bicicleta una
referencia a la más conocida carrera deportiva por etapas, el Tour de Francia,
donde cada corredor quema entre 6.000 y 10.000 calorías al día y se escalan
altitudes equivalentes a tres veces el Everest. También se recuerda la primera
de las vueltas al mundo, llevada a cabo por Thomas Stevens en 1884 a lo largo
de tres años, con un total de 22.000 kilómetros.
*Articulo publicado en Quimera, revista de Literatura, diciembre, 2016
Einstein y el arte de montar en
bicicleta. Buscando el equilibrio en el mundo moderno. Ben Irvine, Editorial Siruela, 2016
DdA, XIII/3405
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