Mitin de Izquierda Unida ayer en la Plaza Mayor de Gijón
Félix Población
El día en que Pedro Sánchez Pérez-Castejón llegó a
secretario general del PSOE, con estimar que era el peor de los candidatos
para tal cargo -muy por debajo de Eduardo Madina y Pérez Tapia-, nunca imaginé que sus
dos campañas electorales iban a resultar tan nefastas para el Partido
Socialista. Si en la del mes de diciembre elaboró su discurso con las promesas de izquierda habituales en el PSOE en periodo electoral, las posibilidades de convencer con un mensaje similar estaban muy mermadas en esta segunda campaña. No se podía esperar otra cosa después del pacto suscrito con Ciudadanos, partido al que Sánchez consideraba en sus mítines como las jóvenes generaciones del Partido Popular.
Si después de eso el campo de credibilidad disponible se le quedó muy estrecho al secretario general del Partido Socialista, más lo ha ido reduciendo a lo largo de estos días con la torpe estrategia llevada a cabo por sus asesores de campaña, consistente en atacar a Unidos Podemos. No hay día en que el líder socialista no dé la réplica y trate de menoscabar algún mensaje del
secretario general del partido morado, mientras que Unidos Podemos insiste en considerar al PSOE como un aliado para un posible gobierno progresista.
Lo último ha sido a cuenta de los comunistas
españoles, a los que Sánchez ha pretendido defender después de que Pablo
Iglesias viniera a considerar su militancia en el PCE como un pecado de
juventud. La réplica no se ha hecho esperar por parte del coordinador federal
de Izquierda Unida y candidato número cinco de Unidos Podemos por Madrid.
Alberto Garzón, ante una Plaza Mayor abarrotada de público en Gijón, ha
respondido con contundencia al líder del PSOE, por si lo que pretende éste es
pedir el voto de los comunistas o abrir brechas entre los votantes de IU y Podemos: quien reformó la Constitución con el Partido
Popular para primar el pago de la deuda por encima de cualquier gasto social -ha dicho Grazón- no
puede aspirar a eso.
Es de hacer constar, por cierto, que en ese multitudinario
mitin de Gijón ha tenido lugar la caída del caballo de Gaspar Llamazares, diputado regional de IU y portavoz en el
parlamento asturiano, muy crítico en su día con la confluencia
Podemos/Izquierda Unida. De asegurar no hace
mucho que Unidos Podemos suponía la absorción de IU por la
formación de Pablo Iglesias, ha pasado a reconocer su error
en la lectura. La que hace ahora es que no sólo se puede sumar, sino que se puede multiplicar el resultado electoral. Con su solvencia política y dilatada trayectoria parlamentaria, desconozco por qué le ha costado tanto llegar a una conclusión tan lógica, previsiblemente constatable el próximo domingo.
DdA, XIII/3302
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