Félix Población
Ayer, mientras escuchaba con gusto las atinadas y
documentadas intervenciones de Carolina Bescansa en el debate a cuatro que se
emitió por Antena 3 -intervenciones muy por encima de las de sus adversarias políticas-,
reparé en lo expuesto por el profesor Cotarelo en su blog Palinuro bajo el
titular Los intelectuales contra Podemos.
Afirma don Ramón que de un tiempo a
este parte viene leyendo artículos de intelectuales reconocidos que comparten un
punto crítico muy fuerte hacia Podemos. Menciona entre estos a Javier Marías,
Alberto Corazón, Antonio Elorza y Félix de Azúa. Ignoro si para incluir entre
la intelectualidad al último de los
citados se basa en el bochornoso calado de las declaraciones de éste acerca de
Ada Colau, a quien situó sirviendo en un puesto de pescado.
Estima Cotarelo, al
igual que Mariano Rajoy y la crema de la intelectualidad del Partido Popular, que Podemos
es un fenómeno mediático, facilitado por la inclinación de algunas cadenas de
televisión a su favor. En opinión de don Ramón, se ha puesto al servicio del
partido morado un formidable aparato mediático que convierte a Podemos
prácticamente en un espectáculo televisivo, de tal modo que le han dado una voz
y una resonancia que los demás partidos no tienen.
Reconoce Palinuro que en un
primer momento mucha gente, entre ella él mismo, prestó oídos de buena fe a
este proyecto de renovación, si bien en muy poco tiempo, su fabulosa miseria
intelectual quedaría clara en un discurso abigarrado, confuso, lleno de
simplezas y ambigüedades cuya vaciedad conceptual pone de manifiesto la
intención casi obsesiva de ganar votos al precio que fuera.
Yo no sé lo que le
habrá pasado a Cotarelo con Podemos, pero reprocharle al partido de Pablo
Iglesias un discurso lleno de simplezas y ambigüedades después de haber
escuchado ayer las anodinas y vacuas intervenciones de las representantes del
Partido Socialista, Ciudadanos y Partido Popular deja en entredicho cuanto don
Ramón expone acerca del partido morado. No han sido los medios los que han favorecido a
este partido para que su mensaje llegara a la gente, sino el interés y el
gancho que ese mensaje ha tenido de por sí para sintonizar con una buena parte
de la ciudadanía. Prueba de esto último es que la presencia de cualquiera de
los líderes de Podemos en un plató de televisión repercutía directamente en el
crecimiento de la audiencia, algo que estaban muy lejos de conseguir los
representantes del bipartidismo decadente.
De esto tuvimos cabal constancia
ayer, durante el debate a cuatro de Antena 3, con ese último minuto antológico de Carolina Bescansa. Anulen la presencia de la representante de Podemos en ese debate y comprueben lo que queda del mensaje de sus adversarias políticas: un cúmulo de simplezas y vaciedad conceptual ostensibles. Y si quieren ir un poco más allá, imagínense una campaña electoral sin Podemos en liza, ¿no sería sumamente desalentador -sobre todo para quienes peor lo están pasando- privarnos de lo que Podemos ha aportado a la vida política en este país?
DdA, XIII/3291
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