Como en una epidemia, cada vez hay más políticos y
cargos públicos en España que se parecen a Mario Conde, un proceso de
clonación mucho más efectivo que el de la oveja Dolly o los niños del
Brasil.
Jaime Poncela
José Manuel Soria empezó su carrera política
queriendo parecerse a Aznar y la ha terminado siendo clavadito a Mario
Conde. En menos de dos minutos de Telediario pudo verse esta
sorprendente mutación, casi tan sorprendente como la de Benjamín Button,
aunque puede que más esperable si se tiene en cuenta la evolución de
muchos miembros de la clase política española, todos queriendo parecerse
a Peter Pan en los inicios y terminando todos con la misma pinta que el
capitán Garfio. El propio Mario Conde hizo un camino similar, aunque
más completo. Primero fue banquero, seguidamente fue defraudador, luego
quiso ser político y ha terminado de nuevo en el calabozo. Las puertas
giratorias de la política no siempre llevan a donde se espera. Son como
las de aquel programa llamado “Humor amarillo”. Unas franqueaban el paso
al concursante hacia la fama y la fortuna, pero otras eran una trampa
mortal que desembocaba en manos de un ogro o en una charca infecta.
Soria y Conde han terminado en el mismo lodazal donde ya chapotean más
condenados que en el infierno de Dante.
Y lo que son las cosas, al cabo de estos años parece
ser que Aznar y Soria podrían tener algún parentesco que va más allá del
parecido físico, ya que ambos son defraudadores al fisco por parte de
padres políticos. Es verdad que el ex presidente ha dedicado más tiempo a
escribir unas memorias en la que España es un paraíso gracias a él, que
a crear empresas en paraísos fiscales (que se sepa, por ahora). El tipo
del bigote menguante solo debe 70.000 euros al fisco, cosa que le puede
pasar a cualquiera. Aznar, Soria, el alcalde de Granada, los cuarenta
ladrones de Valencia, Urdangarín, su esposa, los de los chanchullos
andaluces del PSOE y todos los demás que ustedes ya saben pueden hacerse
unas camisetas en las que proclamen “todos somos Mario Conde”, o bien
ofrecer a Mario Conde un puesto de ministro en funciones en este eterno
gobierno de interinos. Como en una epidemia, cada vez hay más políticos y
cargos públicos en España que se parecen a Mario Conde, un proceso de
clonación mucho más efectivo que el de la oveja Dolly o los niños del
Brasil.
Dicen que en Madrid se va a construir el rascacielos más alto de Europa. Seguro que desde la azotea se verá Panamá.
Artículos de Saldo DdA, XIII/3256
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