viernes, 12 de febrero de 2016

...Y AHORA EMPIEZA EL TIROTEO

Ana Cuevas

Aquí, en Españistán, las cosas siempre dependen del color del prisma con el que se mira. El problema es que el prisma es azulón y no distingue matices. Por ejemplo: Puedes ir a la cárcel  por un teatro de títeres o por ejercer el legítimo derecho a la huelga porque las retículas de los gerifaltes se contraen con los destellos rojizos que emanan de los insurgentes.  Pero, ¡ay amigo! si de lo que hablamos es del saqueo sistemático del país por parte del partido más votado la cuestión se pone azul tortilla y sus actos delictivos adquieren una tonalidad apastelada que suaviza las fechorías perpetradas. Dice don Mariano que el objetivo nacional es la lucha contra la corrupción. Pero no especifica de qué nación habla. Desde luego, no ha de ser la nuestra. Ni tampoco se refiere a su partido donde ha quedado bien probado que son mucho y muy corruptos. Bueno, al menos ellos no usan moñigotes para blanquear dinero público ni financiar ilegalmente esas sedes que se asemejan a las cuevas de ladrones. A don Mariano, doña Rita y compañía nadie les mete la mano por el culo, cual polichinelas picantonas, para enaltecer su latrocinio. Lo hacen ellos solitos a las mil maravillas. No en vano, la senadora del visillo, fue otrora musa del humor. Humor negro con ribetes azulados. Y Rajoy podría formar parte del elenco del club de la comedia bufa y hacer sombras chinescas para regocijo del público más abotargado.
Según el prisma fascistoide la incitación al odio depende del color de la boca que lo escupa. Cuando Jiménez Losantos saca el agro homicida y amenaza con correr a tiros a los de Podemos no es delito. Solo una bella metáfora cinegética que no debiera ofender a los susceptibles piojosos perro-flautas. Pero para disgusto del turolense en este país apenas quedan cunetas libres de cadáveres en donde poder arrojar a los Errejones y Bescansas. Losantos ejerce la libertad de expresión con una escopeta imaginaria. Yo le aconsejaría usar revólver porque, con esos brazos tan cortitos como su inteligencia, tendría problemas para alcanzar el gatillo. Y si no va armado, hasta un niño de primaria podría reducirlo a bofetadas.
Federico fantasea con no dejar títere con cabeza. A él le gustan más los otros títeres, los que no tienen ni cerebro ni cabeza para tragarse sus soflamas.
Menos mal que sus acólitos son buenos cristianos, como doña Esperanza que, en referencia al ayuntamiento madrileño, dice: "Creo en la petición de perdón, los que no creen son ellos". Pues mire oiga, razones no le faltan. Porque para perdonar los innumerables pecados de su partido primero habría que expiarlos en una celda oscura y no aforarlos y blindarlos no vaya a ser que alguno tire de la manta.
La presidenta del PP de Madrid sigue negando que haya habido financiación ilegal ni blanqueo de capitales en su partido pese a que la guardia civil les está poniendo la casa patas arriba. "No me consta". ¿Les suena de algo esta pueril excusa? ¡Pobre Espe! Tan despistada como una infanta, tan buena cristiana como Torquemada. Le apuesto diez euros contra cinco (yo me juego los diez gustosamente) a que está un pelín equivocada. Los crímenes siempre dejan huellas aunque un martillo haga añicos el disco duro de sus desvergüenzas. Como hija y nieta de picoletos le aseguro lideresa que la guardia civil no es tonta. Aunque, con frecuencia, ustedes se piensen que son sus marionetas.
DdA, XII/3211

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