jueves, 11 de febrero de 2016

TITIRITEROS DEL AIRE Y LA LUZ

Alejandro López Anglada

Eran del aire, pertenecían al viento que alegre iluminaba los caminos de la pobreza y la marginalidad. Llegaban con la lluvia y se asentaban tras las paredes humildes del ejido, entre las lágrimas del atardecer. Hablaban con los niños de hadas mágicas, de sapos con chistera, y las lechuzas volaban sobre el velo de su voz como emisarios de la melancolía. Al otro día se iban y, a sus pies, llenos de barro, el sol los despedía como un anciano dulce en las esquinas. Entre la oscuridad de aquellos años, dejaban luz, sueños, rebeldía. Aún sigo atado al eco de sus risas, al ruido libertario de sus carros que, hoy como entonces, ensanchan mi niñez.

DdA, XII/3210

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