viernes, 5 de febrero de 2016

PAROLE, PAROLE (2): ANÁLISIS LÓGICO-SEMÁNTICO DE UNAS DECLARACIONES DE RAJOY


             Antonio Aramayona
En un discurso hay –larvados- ideas agazapadas que subliminalmente tienden a depositar en nuestras mentes un mensaje distinto. Hoy y aquí quiero mostrar algo de ello. Empezaré por un discurso de Rajoy, pero tengo intención de hacer lo mismo con Sánchez, Iglesias o quien fuere.
          El 10 de enero de 2016 Rajoy sostenía que el discurso del Presidente catalán Puigdemont está basado en una “ilegalidad” y advierte de que está vigilante. Analizo la noticia, sacada en el Huffington Post de Agencias, que se limita básicamente  a transcribir párrafos enteros de Mariano Rajoy (en negro, la noticia del periódico;
en rojo, mis comentarios).
 El presidente Puigdemont ha dado un discurso basado en una "ilegalidad" (¿cuál? No la especifica. ¿Razona por qué es ilegal? ¿Reivindicar la independencia de un territorio es ilegal? ¿Anticonstitucional? “Ilegal” suena a más “delictivo que “anticonstitucional), su proceso es contrario al sentir de España (España es una entidad abstracta que no tiene capacidad alguna para “sentir”. Y Rajoy no posee ningún instrumento para detectar o medir ese “sentir”. Seguramente, “sentir de España” pretende identificarse con la gente que comparte las ideas de Mariano), el estado se mantendrá vigilante y la unidad de los demócratas (con “unidad de los demócratas” pretende decir indirectamente que quienes no comparten las ideas denominadas “constitucionalistas” no son demócratas) será la respuesta. Esos han sido los ejes de la comparecencia del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, en la que ha valorado el discurso del que va a ser el nuevo presidente de Cataluña, el convergente Carles Puigdemont. Rajoy ha prometido que cumplirá con su obligación de velar por el cumplimiento de la ley y de la Constitución (¿en su literalidad, tal como ahora está? ¿Superar la ley y la Constitución con otras leyes y otra Constitución puede ser legal, constitucional?)  ante el desafío (realmente es una reivindicación, no un desafío) soberanista.
"Tenemos más instrumentos que nunca para defender nuestra unidad, (¿“nuestra”?= ¿tod@s l@s que no participen de las fórmulas de Rajoy ya no defienden la unidad u otra tipo de unidad (vg. federalismo, confederalismo)?), las principales (“principal” = ¿el resto carece de importancia o pertenece a la marginalidad?) fuerzas políticas estamos de acuerdo en ello" (¿ello?), ha dicho Rajoy, quien ha explicado que ha dado instrucciones (instrucciones puede englobar al ámbito político, jurídico, policial o militar) para que cualquier actuación que adopte el nuevo Govern que suponga la vulneración de la Constitución y del ordenamiento jurídico (no es de recibo identificar o meter en el mismo saco la Constitución y el ordenamiento jurídico; por ejemplo, pertenece al ordenamiento jurídico la “ley mordaza” o la Ley de Reforma Laboral) tenga la respuesta del Estado de derecho (estado de derecho es la organización política de la vida social sujeta a procedimientos regulados por ley en el cual los actos del Estado están limitados estrictamente por un marco jurídico supremo guiados por el principio de legalidad y el respeto absoluto de los derechos fundamentales. No hay que olvidar, pues, que o cualquier legalidad se fundamenta en los derechos fundamentales o puese ser más que discutible). 
Rajoy ha confirmado que ha hablado con el líder socialista, Pedro Sánchez, y con el de Ciudadanos, Albert Rivera, que le han dado su respaldo para que vele por que se respete la ley (de nuevo, una introducción masiva, generalista, anfibológica de “ley”), y espera hablar con el de Podemos, Pablo Iglesias, con el que ha intentado hablar y no ha podido, dice (no aclara por qué no ha podido, cómo lo ha intentado, y que significa “espera hablar”; ¿está subliminalmente responsabilidad a Iglesias de no hablar? ¿Deja en la mente del lector un mensaje con caramelo envenenado).
(…)
Aunque esté en funciones, sostiene, sus cualidades son plenas para actuar ante un presidente basado en una "ilegalidad" (¿incumple la ley, se convierte en “ilegal”, porque, por mucho que desde hace meses lo haya intentado -vg. solicitando democráticamente un referéndum, previsto por la Constitución-, no se ha dado otra vía que cumplir lo ya escrito, sin la posibilidad de escribir cosas nuevas?), "sin aval democrático" (¿en qué consiste tal aval? ¿es democrático pedir una consulta? La alevosa reforma del artículo 135 de la Constitución tuvo el aval del cumplimiento literal de la legalidad, pero tal aval fue muy poco democrático)  y que habla de votaciones como la del 9-N que "no existe", porque jurídicamente fue desactivada (¿si unos fiscales o un tribunal “desactivan” unas votaciones, dejan de existir? “Batasuna dejó de existir al ser declarada “ilegal” y fuera de la “Ley de Partidos”?).

"El Estado funciona siempre (una cosa es que un Estado sea un Estado, y otra muy distinta que funcione; una cosa es decir que funciona siempre y otra bien distinta decir que funciona bien) y la democracia tiene siempre la misma validez (la democracia es poco compatible, por ejemplo, con los cuatro años de mayoría absoluta del PP con Rajoy, legislando por decreto-ley y recortando a mansalva los derechos y las libertades de la ciudadanía, ¿tiene un significado unívoco “la misma validez”?) aunque el Gobierno esté en funciones", ha dicho Rajoy, quien ha reiterado que el Ejecutivo sigue contando con los instrumentos que le da la ley y el Estado de derecho y ha asegurado que no le faltará "ni firmeza ni determinación para seguir defendiendo la unidad de España" (siempre la manía de dar a entender subliminalmente que hay que defender la unidad de España solo como ellos piensan; ¿una federación de Estados previamente soberanos atenta también contra la unidad de España?).



"Los españoles pueden estar tranquilos" (¿otra insinuación quizá de que hay motivos de intranquilidad?), ha subrayado Rajoy, quien ha garantizado que "ni se abrirá un proceso constituyente" (esto quizá sí que produce una cierta intranquilidad, pues un demócrata puede desear, admitir o impulsar un proceso constituyente. Rajoy no tiene derecho alguno a dictaminar que habrá o no habrá proceso constituyente) ni se crearán instituciones catalanas al margen de la ley (la creación de las instituciones catalanes pertenece en buena parte a los catalanes; la “ley” de la que no se puede quedar “al margen” en estos momentos se ha convertido en un estrecho corsé; se necesitan nuevas fórmulas, nuevas instituciones, a través de la negociación y del diálogo).

DdA, XII/3205

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