Se cumplen hoy veinticinco años del fallecimiento en Madrid, ciudad a la que tanto quiso, de Amaro del Rosal. Para quienes ilustran y publican el artículo que sigue, dado a conocer en el diario Público el 26 de octubre de 2009 con motivo de la rehabilitación del histórico dirigente socialista por el PSOE, Amaro fue una persona muy querida y admirada. Tuve el gusto de conocer muchos pasajes de su vida, intensa y azarosa -entre ellos su papel en la recuperación de la Virgen de Covadonga para su retorno a España desde París-, a lo largo de las frecuentes conversaciones que mantuvimos desde que visitaba clandestinamente Madrid y su Asturias natal en los últimos años de la dictadura. Por eso, no quiero dejar sin constancia el día de hoy, convencido de que Amaro del Rosal apoyaría sin ninguna duda ese pacto por la unidad de la izquierda y se felicitaría porque una generación nueva de políticos haya reactivado con tanta pujanza la necesidad de una regeneración democrática que comporte también una recuperación de los derechos sociales y libertades civiles recortados durante los últimos años. Amaro hubiera estado en las plazas del 11 M y habría celebrado y compartido cada una de la reivindicaciones que entonces afloraron a las calles. Tener la absoluta certeza de que habría sido así es un motivo más para tenerle presente hoy en mi memoria. "Toda mi vida luché por no ser millonario", solía decir al referirse a su militancia sindical y política de más de setenta años, de la que nunca vivió como profesión. ¡Como para compararlo con la casta de las tramas corruptas que a diario se nos vomita año tras año!
Félix Población
El sábado pasado fueron rehabilitados en un acto oficial Juan Negrín y
35 militantes históricos del Partido Socialista Obrero Español, según
lo acordado en el Congreso Federal celebrado a primeros de julio de
2008. Acusados de una presunta sumisión a Moscú durante la Guerra
Civil, fueron expulsados del partido en 1946. Historiadores como
Gabriel Jackson, Santos Juliá, Ángel Viñas o Enrique Moradiellos han
coincidido en señalar que la postura de Negrín como jefe del Gobierno
republicano, y la de quienes fueron sus colaboradores, se basó
estrictamente en organizar una política de resistencia para la que era
necesario contar con el apoyo de la URSS y el Partido Comunista.
Anota Jackson en su biografía de Negrín que don Juan tuvo la
sensación al final de su existencia de haber fallado. La derrota en la
guerra y haber sido denostado en su propio partido motivaron sin duda
ese pesar. Por eso, según el historiador, no quiso estatuas, ni que
escribieran su nombre en su tumba. Tampoco flores, aunque, según su
nieta Carmen, todavía sin la ciudadanía española y depositaria de su
archivo, todos los años hay un ramo con la enseña tricolor sobre las
tres iniciales que identifican su lápida en el cementerio parisino de
Père-Lachaise.
Muchos años después de la muerte de Juan Negrín en París (1956),
falleció Amaro del Rosal Díaz (1991), secretario adjunto de la UGT y
director general de la Caja de Reparaciones durante la Guerra Civil.
Como le ocurriera a don Juan en su exilio, sólo tres personas
estuvieron a su lado cuando ingresó y murió en un hospital madrileño,
con la agravante de que Amaro no falleció en la diáspora, sino en la
España democrática que él había defendido frente al fascismo. Su visión
crítica de la Transición, así como su disconformidad con la gestión de
los primeros gobiernos socialistas, le apartaron de los honores y
lisonjas que se mercan en la feria de las vanidades. El único homenaje
se lo rindió la UGT y fue póstumo.
Aparte de diversas obras sobre la historia del sindicato socialista,
los congresos obreros internacionales y la revolución de Asturias de
1934, dejó inédita Amaro del Rosal una monografía, centrada en los
avatares que le procuraron sus archivos personales y otros que hubo de
preservar y custodiar con diversa suerte hacia y en el exilio. Entre
estos figuraban los de la UGT, el de la federación de banca del mismo
sindicato y el de la Dirección General de la Caja de Reparaciones. Es
de resaltar la magnitud del legado documental que Amaro donó a diversas
entidades, sobre todo a la Fundación Pablo Iglesias, pese a las
substanciosas ofertas económicas que recibió por sus archivos.
Ese comportamiento no sorprende en quien tuvo a su cargo, durante
uno de los periodos no sólo más crueles sino más azarosos de la
historia de España, la Caja de Reparaciones del Ministerio de Hacienda
desde que fuera nombrado en septiembre de 1936. Su obligación, según
sus propias palabras, era “la recuperación de todos los bienes de los
sublevados para poder responder en parte, con ese patrimonio, a los
daños y perjuicios ocasionados por la guerra”. Ese mismo mes, Juan
Negrín le encomienda la evacuación de los valores y existencias en oro,
plata amonedada y lingotes del Banco de España, tal como detalla
Nieves García Ordóñez en su biografía de Amaro de Rosal Memoria de la
historia silenciada.
Mucho se ha escrito sobre la historia del oro del Banco de España y el
llamado tesoro del Vita, el yate que con el nombre de Giralda
perteneciera a Alfonso XIII y que el Gobierno de la República adquirió
para el transporte de obras de arte y demás objetos de valor entregados
por la Caja de Reparaciones, los depósitos del Banco de España y otras
entidades con objeto de habilitar fondos para el exilio. Sobre las
enconadas disputas entre las facciones socialistas de Indalecio Prieto y
Juan Negrín a propósito del Vita, apunta Amaro de Rosal en un libro
sobre tal materia que es “el hecho más lamentable de la emigración y
tuvo graves consecuencias para la causa de la República. En él naufragó
–añade– el esfuerzo realizado por la Caja de Reparaciones durante
cerca de tres años de ímproba labor. Las responsabilidades que entrañan
estos hechos están pendientes de juicio y esclarecimiento, ante la
Historia y el pueblo español”.
También reseña Amaro, en ese opúsculo inédito al que aludo (En torno
a mis archivos: Vivencias históricas, 1924-1988), que algunas de las
dependencias donde las delegaciones de la Caja General de Reparaciones
habían almacenado sus depósitos fueron asaltados por las tropas
franquistas al ocupar las ciudades, con el consiguiente reparto de
bienes por parte de los jefes militares. “En los domicilios de los
vencedores –puntualiza– estaban y están objetos de valor que no les
pertenecían ni les pertenecen, empezando por el Pazo de Meirás”.
Amaro del Rosal regresó a España en 1975, después de un exilio de
casi 40 años. Siempre se honró de haber vivido de su trabajo. Su sueldo
de pensionista como empleado del Banco Urquijo le permitió pasar los
últimos años de su vida en Madrid con modesta dignidad. “Mi pequeño
patrimonio en México –dejó escrito–, fruto de mi labor profesional y la
de mi compañera, profesora de francés, se lo comió el brutal proceso
de devaluación de la moneda mexicana, que dejó en la más absoluta
quiebra el pequeño ahorro. Mi única propiedad es una tumba a
perpetuidad de dos plazas en el cementerio de Bages (Francia) en la que
reposa mi compañera, con este epitafio: “Una piedra al sol”.
El Partido Socialista Obrero Español se presentó a las urnas en 1979
con los rostros de Pablo Iglesias y Felipe González y este eslogan en
los carteles de su campaña electoral: “Cien años de honradez”. Amaro
del Rosal, ahora y tan tarde rehabilitado, hizo verdad ese lema con su
vida.
DdA, XII/3205
2 comentarios:
Ignasi Giménez (PSC), alcalde de Castellar del Vallès, acaba de anunciar que,si PSOE pacta la investidura con PP,se da de baja del partido. He agradecido su toma de posición.
De gente así depende que el PSOE sea o no sea en el porvenir.
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