jueves, 28 de enero de 2016

TÚ DECIDES, PEDRO SÁNCHEZ: LA BOLSA O TU VIDA

 El problema del PSOE es que la tormenta la tiene también dentro, donde están divididos en dos: los que lo convirtieron en un partido del capital y los creen que aún puede regenerarse hacia la izquierda.

Javier Gallego

No es la sonrisa del destino como decía con una media risita malévola Pablo Iglesias, es una carcajada macabra la que ha puesto el futuro del país en manos de Pedro Sánchez. El destino se está riendo de la que le ha caído encima. Todo depende de él y todos quieren llevárselo al huerto pero todos quieren hacerle la cama y algunos incluso su cabeza en bandeja, desde sus rivales a sus posibles aliados pasando por las vacas sagradas de su partido y la prensa que manda más que informa.
El PP quiere darle el abrazo del oso, Podemos quiere robarle la cartera y los que controlan su partido han echado mano a ella y quieren que Sánchez gobierne con el centro derecha de Ciudadanos y la abstención del PP o incluso que sea él quien se abstenga y les deje gobernar, como propone Felipe González, entregado sin disimulo a quien le paga. El País lo da por amortizado como muchos barones que lo quieren liquidar, que haya elecciones y que venga ya Susana.
Pero después de la torpeza de declarar la guerra antes de que Rajoy entregara las armas, ahora no les queda más remedio que dejarle intentar la investidura. Les molesta que el PP les haya pasado la pelota porque no pueden recoger los restos de su naufragio sino que se tienen que enfrentar ellos primero a la tormenta. El problema del PSOE es que la tormenta la tiene también dentro donde están divididos en dos, por lo menos: los que lo convirtieron en un partido del capital y los creen que aún puede regenerarse hacia la izquierda.
Los primeros estaban convencidos de que podrían alejar a Sánchez de los bolivarianos y le están empujando a la vera de Rivera. Para eso le colocaron ahí, para que fuera un títere. Pero nunca subestimes el poder del poder para dar alas a las mosquitas muertas. Aunque ellos creían que lo tenían atado y bien atado, ha resultado que Sánchez está dispuesto a hablar con el Coletas y sus rastafaris a pesar de los riesgos de que le fagocite porque sabe que “muchos votantes no entenderían que no se entendiesen”.
A pesar de lo que digan la caverna y el Ibex, él tiene sus razones para pensar que es su mejor opción, dentro de que todas son malas. Por un lado, sabe que pegarse a la derecha o incluso al centro derecha puede hacer que Podemos les pase por la izquierda más que si intentan competir con ellos en su terreno. Sería un gobierno muy complicado porque estarían a codazos por hacerse hueco, pero si Sánchez llegase a un arreglo con PP y Ciudadanos, sería muy fácil para Iglesias atacarle por hacer otra vez lo contrario de lo que predica.
Además de que ese pacto, especialmente la abstención de los populares, es aún más improbable que entenderse con Podemos. Pedro ya ha negado al PP tres veces. Ni puede ir con ellos ni puede dejarles gobernar, por mucho que diga Felipe, y mucho menos después de la imputación del partido de Rajoy, de Acuamed y de la macrorredada de los populares valencianos. Sería cómplice.
Por eso, a pesar de las pullas, los riesgos y las condiciones, la menos mala de las opciones de Pedro es Pablo porque su única salvación para seguir al frente del PSOE es llegar a la presidencia donde además puede fortalecer su posición de líder. Por no hablar de que son muchas más las coincidencias de programa con Podemos que con los de enfrente y si no alcanza un acuerdo, le pueden acusar de haber impedido un plan de emergencia social que es inaplazable y de dejar que siga el saqueo.
Pedro decide y sólo si él decide y no deja que decidan por él sus mayores, sólo si da un golpe en la mesa y hace de jefe, puede seguir siéndolo. Si vamos a unas nuevas elecciones, su cabeza será la primera en rodar debajo de la mesa y en la mesa de juego, seguirán mandando los trileros. Tú decides, Pedro. La Bolsa o tu vida.

Eldiario.es  DdA, XII/3197

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