Antonio Aramayona
A la atención de D. Francisco Javier Lambán
Montañés
Presidente de Aragón
Apreciado señor Lambán:
Permítame expresarle algunas ideas surgidas al hilo de
sus últimas declaraciones aparecidas en los medios de comunicación.
Tiene usted razón al afirmar que el PP
podría bloquear tanto en el Senado como en el Congreso un posible referéndum en
Cataluña (según los artículos 167 y 168
de la Constitución), pero no entiendo por qué tacha un referéndum (por ejemplo,
sobre Cataluña) de "anticonstitucional", si tenemos en cuenta el artículo
92 del Capitulo 2º del Título III de la Constitución Española: “las
decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a
referéndum consultivo de todos los ciudadanos”.
Considero que es menos constitucional evitar el uso del referéndum que
consultar a la ciudadanía sobre asuntos de especial transcendencia, aunque los
partidos políticos hasta ahora gobernantes,
PP y PSOE, hayan obviado sin excepción desde 1986 consultar directamente
al pueblo asuntos de especial transcendencia mediante referéndum (vg. la
reforma del artículo 135 en 2011).
Usted insiste en que en una negociación de
gobierno es “inaceptable” si se cuestiona la “unidad de España” o la “unidad nacional”. Me pregunto de qué España concreta está hablando o qué
tiene de antidemocrático concebir a nuestro país, por ejemplo, como un Estado
Federal o Confederal cuyos miembros se hayan auto-constituido previamente como
estados soberanos. Su concepción
esclerótica de la Constitución me recuerda al salón de la película de Luis
Buñuel “El ángel exterminador” del que no pueden salir unas personas por alguna
razón misteriosa y desconocida, aunque
aparentemente no hay nada que se lo impida.
Usted seguramente sabe que, recién aprobada
la Segunda República española, el PSOE fue miembro destacado del “Comité
Revolucionario”, entre los que formaban parte los socialistas Largo Caballero,
Fernando de los Ríos y Álvaro de Albornoz. En aquel entonces la única línea
roja era el pueblo y la trazaba el pueblo. Su partido constituyó asimismo hasta
1933 la “coalición socialista-republicana”, fue protagonista en la Revolución social
y obrera de 1934 en Asturias y en las elecciones generales de 1936 formó parte
asimismo del Frente Popular, del brazo de una multitud de grupos republicanos, nacionalistas,
sindicalistas, etc. ¿Por qué saco ahora
todo esto a colación? Sencillamente porque tengo la impresión de que sus declaraciones recientes como Presidente
del Gobierno aragonés se parecen como un huevo a una castaña a un Partido
Socialista.
Tampoco entiendo bien que usted se incline
a crear una “mayoría de progreso”, sumando
escaños con Podemos e IU, aunque, eso sí, tal pacto debe tener unos
límites "absolutamente claros":
"deben renunciar previamente a
plantear cualquier cuestión que ponga en duda la soberanía nacional",
descartar posibles referéndums o consultas en Cataluña o en otras autonomías o negociar
con los partidos que incluyen en sus programas un
referéndum y el derecho a decidir para Cataluña, ¿No le parece que se
está contradiciendo? Usted está gobernando con el
apoyo directo explícito de Podemos, que en su programa deja bien claro su inequívoca
opción por el derecho de autodeterminación y por la celebración de un
referéndum en Cataluña.
Permítame que acuda otra vez a la historia
reciente del país y de su partido. Nada más proclamarse la Segunda República,
Francesc Macià declaró la “República Catalana”. Tres días después, tres
ministros del Gobierno Provisional, entre ellos el socialista Fernando de los
Ríos, se personaban en Barcelona para dialogar y negociar con Francesc Macià,
alcanzando un acuerdo por el que renunciaba a la “República Catalana” a cambio del
Estatuto de Autonomía que decidiera Cataluña. ¿Cómo se
consiguió todo esto? Negociando, comprendiendo, empatizando, y no con el
cazurrismo político al que también usted parece estar apuntado.
Me da la impresión de que usted incurre en
nuevas contradicciones cuando achaca a Mas “desafiar
al sentido común y a la
propia democracia” por decir que lo que no se había conseguido con los
votos, se conseguiría mediante la negociación. ¿Acaso no es eso lo que usted
mismo ha hecho realidad democráticamente para alcanzar el Gobierno y la
Presidencia de Gobierno de Aragón? ¿Acaso no es lo mismo que está pretendiendo
hacer democráticamente el propio Pedro Sánchez?
Por si fuera poco, afirmó usted
recientemente que es “un error”
la reforma del artículo 135 de la Constitución. Permítame decirle que mientras el artículo 135,
lamentablemente reformado en 2011 por su Partido y por el PP, consagre,
mediante el eufemismo de “estabilidad
presupuestaria”, que bajo ningún concepto el Estado y las Comunidades
Autónomas podrán “incurrir en un déficit
estructural que supere los márgenes establecidos, en su caso, por la Unión
Europea para sus Estados Miembros”, los
Presupuestos Generales, los programas electorales y cualquier medida de
gobierno estarán bajo la vigilante mirada de la Troika financiera: el Fondo
Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo.
La realidad cruda y nuda es que ustedes nos
dejaron atrapados en un sistema económico garantizado por el artículo 135, que
nos condena a ser perpetuos deudores y al desmoronamiento definitivo del
anterior estado del bienestar. Por el momento, consideradas las
previsiones de déficit, Bruselas ya ha calculado que al Gobierno español que
fuere le tocará recortar en 2016 de
10.000 a 12.000 millones de euros más y decidir de dónde recorta y a costa de
qué recorta. ¿Han calculado ya usted y su gabinete a cuánto puede ascender la
parte alícuota de recortes correspondiente a Aragón?
El verdadero programa del Gobierno aragonés
(no el programa de las palabras, sino el de los hechos) está totalmente
condicionado y determinado por la Troika, que tiene las puertas económicas de
nuestro país abiertas de par en par gracias al artículo 135. De poco sirve
prometer el oro y el moro sobre educación, sanidad, renta básica, pensiones,
dependencia, vivienda…, mientras quienes tienen la última y definitiva palabra
sean la Troika y su artículo 135 de la Constitución Española.
¿Es realmente un “error” reformar el lamentablemente reformado por su Partido
artículo 135 de la Constitución? En mi opinión, además de tener la impresión de
que usted propende a buscar el amparo de los buenos árboles de cada momento
para encontrar algún cobijo en su sombra, viendo sus idas y venidas, viendo sus
donde dije digo, digo Diego, viendo las declaraciones, acciones y sobre todo
omisiones suyas y del Gobierno que usted preside, concluyo, parafraseando El
Cantar de Mio Cid, qué buen pueblo sería Aragón si tuviera buen señor.
Con mis atentos saludos, Antonio Aramayona.
DdA, XII/3195
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