En la anterior entrevista entre Motos y Rivera hablaron de bragas y tangas, con cebolla o sin cebolla (la tortilla), a oscuras o con luz (el polvo).
Lazarillo
Circula por las redes una biografía de Pablo Motos según Pablo que he tenido en cuenta para valorar
el lamentable papel jugado por el presentador de El Hormiguero en su edición de
ayer ante Albert Rivera. No porque se constate en la misma que Motos no es
periodista y esté por lo tanto más a expensas de lo que le dictan sus guionistas,
sino porque la superficialidad de la sinopsis casa con un presentador
desenfadado y supuestamente libre de hacer las preguntas que le apetezcan. No
lo hizo ayer y fue tan en extremo amable con el líder de Ciudadanos que hasta
le llamó Pedro al despedirle, tras anunciar que sería Sánchez Pérez-Castejón,
líder del PSOE, el próximo invitado. Podría haberle llamado Pablo, pero la
entrevista que le hizo a Iglesias a primeros de este mes distó mucho del masaje
propinado por los guionistas del programa a Rivera. ¿Se acuerdan de aquello que
se decía al llegar las televisiones privadas a España con relación al
pluralismo ideológico? Hubo quien se lo creyó. Miro hacía atrás y leo y veo que en la anterior entrevista entre Motos y Rivera hablaron de bragas y tangas, con cebolla o sin cebolla (la tortillas), a oscuras o con luz (el polvo).
+@El Hormiguero, un programa que sólo en apariencia es insustancial, ligero y cómico, pero que recoge, como todo lo masivo, los prejuicios, taras y conservadurismos de nuestro momento y nos los entrega amplificados. Léase a Daniel Bernabé, La Marea.
+@El Hormiguero, un programa que sólo en apariencia es insustancial, ligero y cómico, pero que recoge, como todo lo masivo, los prejuicios, taras y conservadurismos de nuestro momento y nos los entrega amplificados. Léase a Daniel Bernabé, La Marea.
DdA, XII/3139
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