viernes, 16 de octubre de 2015

SOR LUCÍA CARAM, EL PAPA FRANCISCO Y EL CARDENAL CAÑIZARES

Félix Población

Quien fuera primado de España y también prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos entre los años 2008 y 2014, cardenal Antonio Cañizares Llovera, ha considerado oportuno preguntarse si esta "invasión de emigrantes y refugiados  es todo trigo limpio".  Cañizares, que participaba anteayer en un desayuno informativo de Fórum Europa, estima que esa "invasión" será "el caballo de Troya dentro de las sociedades europeas y en concreto de la española”. Ha sugerido, por lo tanto, lo que cualquiera de esos adalides florecientes de la extrema derecha propalan acerca de la posibilidad de que entre los refugiados haya también terroristas, sin reconsiderar el prelado que fue esa ideología con la que coincide en sus opiniones la responsable de la más cruenta guerra de invasión y exterminio en la historia de la humanidad. A propósito de este cardenal es de recordar el artículo publicado hace años en este mismo DdA, cuando monseñor Cañizares era primado de España y observaba determinas costumbres bajo el papado de Benedicto XVI: 



"Leo que el cardenal primado de España presidió el pasado mes de julio una ceremonia religiosa en las inmediaciones de Florencia con el ostentoso atavío de la capa magna, propio de las nada ejemplares calendas de los Borgia o cualesquiera otras del vetusto pasado, como si con tal proceder su objetivo fuera reafirmar las tentaciones retrospectivas del actual pontífice y la alta curia vaticana.

La imagen que ilustra este comentario podría pertenecer al más rancio y oscuro tiempo en que la católica iglesia, además de inspirar temor con las penas del infierno, cifraba su poder de sugestión sobre la feligresía en los alardes del boato y la magnificencia. Sucedió sin embargo en la dulce Toscana de nuestros días, con motivo de la ordenación de curas celebrada en el Instituto Cristo Rey Sumo Sacerdote, ubicado en la localidad de Gricigliani y fundado por el cardenal Siri. A este prelado, candidato a suceder en su día al Papa Juan XXIII, se le atribuye una frase, alusiva al concilio Vaticano II, que define la orientación de la institución citada: Hará falta más de veinticinco años para restaurar el mal que ha hecho a la Iglesia Juan XXIII.

El primado Cañizares, puesto que Benedicto XVI así lo ha permitido como alternativa opcional últimamente, presidió la ceremonia ateniéndose a la liturgia del ritual tridentino, para la que además tiene licencia -según he podido leer- el citado instituto como testimonio de fidelidad a la llamada misa de Pío V. Dice don Javier Morán, articulista del diario La Nueva España, que la sobredicha capa magna perdió vigencia desde que el Papa Pío XII optó por recortar los excesos en el atuendo del colegio cardenalicio. Fue Pablo VI quien mediante la Instrucción sobre vestido, títulos y escudos de amas de cardenales, obispos y prelados decidió en 1969 que tal prenda, siempre sin armiño, no será obligatoria, y sólo puede utilizarse fuera de Roma en circunstancias especialmente solemnes.

El señor Morán, que fue quien me descubrió esta noticia con su artículo, establece al final del mismo un gracioso símil cuando trata de imaginar la razón por la cual la capa magna, con sus cinco metros de longitud, fue proscrita en Roma: La cola de una capa se denomina «train» en inglés, de modo que en un acto con varios cardenales se formaba un convoy interminable. Si un tren de Alta Velocidad necesita un andén de 400 metros de longitud para desenvolverse, el colegio cardenalicio requeriría un corredor de no menos de 500 metros para procesionar.

Claro que esa distancia no es nada si se compara con la creciente lejanía que media entre la imagen que representa ataviado de esa guisa el arzobispo de Toledo y primado de España y este reconocido mensaje del apostol Mateo:

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui extranjero y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis;enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí».

Esta última cita evangélica me sirve para enlazar con la crónica que sor Lucía Caram publicó recientemente con motivo de su encuentro en Roma con el papa Francisco, al que sin duda tenía mucha ganas de saludar:


"Al llegar donde estábamos nosotras, Francisco nos abrazó a ambas -se refiere Caram a élla y a una compañera-. Parece que el tiempo se detuvo y que estaba para nosotras. Le explicamos lo que nos traía a Roma y nuestro deseo de vivir siempre en comunión con la Iglesia viviendo el Evangelio al lado de los más pobres, siendo una Comunidad Contemplativa al Servicio del Reino. Él escuchaba y me dijo: "Ah, vos sos la monja que hace lío". Le expliqué los proyectos que tenemos entre manos desde la Comunidad, la Fundación, el trabajo contra la pobreza infantil, las 1300 familias de la Plataforma de alimentos, el Albergue, los pisos. Él escuchaba atentamente. Le hablé del compromiso de los voluntarios. Y cuando le dije: "-Hemos acogido refugiados y vamos a acoger más". Él con un gesto de preocupación nos cogió del brazo y nos dijo: "Este es el gran drama que tenemos hoy. Acójanlos, abran las puertas, no dejen de acoger a los más pobres, prefiero los conventos que se abren para acoger a los pobres, que los que se cierran en sí mismos o los que se convierten en hoteles." Le dije: "Sí, Santidad, pero la Iglesia no nos lo pone fácil, hoy es muy difícil ser cristiano en la Iglesia católica". El no lo dudó, largó una carcajada cómplice y me dijo: "-Te voy a responder como aquel que dijo:"¿Señora, a mí me lo dice?"Reímos los tres y me dijo: "-Vos, continúa haciendo lío, no te canses, los pobres son lo más importante, eso es el Evangelio. Hacé lío".

¿Qué pinta el cardenal Antonio Cañizares Llovera en esa iglesia que promueve el papa Francisco y sor Lucía Caram? ¿No es lo de Cañizares el ritual tridentino y la mentalidad propia de aquellas calendas, tal como se desprende de sus recientes declaraciones? ¿Pueden convivir ambas iglesias en una que de verdad pueda seducir por su fidelidad al mensaje evangélico, cuando tan llamativas y hasta escandalosamente contradictorias son sus puntos de vista respecto a uno de los más graves problemas que está viviendo Europa en muchos años? Ya que el pontífice habla de lío, éste sí que lo es y muy de fondo.



LA SOTANA DEL TENIENTE CORONEL
 

sotana capellan desfile Sevilla 2015
Carlos Navarro Antolín · Fuente: Grupo Joly · 15 octubre, 2015  

Se llama Manuel Gómez Rivera y tiene la consideración de teniente coronel del Ejército. Es capellán al servicio de las Fuerzas Armadas. Dentro de la uniformidad de los capellanes castrenses españoles, puede utilizar la sotana con los ribetes del morado episcopal por privilegios de la Santa Sede. Se trata de una costumbre muy arraigada en el clero que tiene como vocación el servicio a los militares, y la verdad es que es un uso muy aceptado tanto por la jeraquía eclesiástica como por el Ejército.
Don Manuel participó el pasado domingo en la jura de bandera organizada para quinientos civiles en la Plaza Nueva. Su estética, que a muchos recordaba a una España en sepia, llamó especialmente la atención del público más observador.
Ni se ven ya curas con sotana, ni mucho menos con semejante ferretería de medallas. Desde que falleció monseñor Álvarez Allende, la sotana ha quedado para el entrañable padre Polo. Y para las ocasiones de gala de este pedazo de teniente coronel, que pareciera sacado de una novela de Cela.

DdA, XII/3106

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