Este affaire es uno de los mil o cien
mil que nos restriegan por la cara cada día, pero hay hechos que tienen
la negativa capacidad de provocar descomposición de estómago.
Paco Bello
No se me vaya a entender mal, no hay
juego de interpretaciones: lo digo con toda la mala leche del mundo. Sí,
Mariano, me estoy acordando de tu padre, porque, como el 80% restante
de los políticos profesionales de este país y con mención extraordinaria
para los de tu partido, eres un auténtico malnacido.
Ahora resulta que tu papá, ese nada
entrañable carcamal que tiene un pasado más oscuro que el fondo de tu
boca –incluso más que el tuyo–, está viejo, enfermo, y necesita
cuidados. Y claro, como a la familia Rajoy-Fernández no le viene bien
hacer frente a los gastos que genera su cuidado a pesar de tener una
capacidad económica suficiente para ni notarlo en sus cuentas, pues ha
decidido que es mejor que para que ellos sigan amasando fortuna al mismo
ritmo, seamos otros los que paguemos la factura –también aquellos que no tenemos ni donde caernos muertos, o aquellos otros a los que en el mismo caso dejarán desatendidos–.
Es lo que tienen los clasistas (necios
pero sinvergüenzas). Tú vales mucho, ¿no, Mariano? Vales mucho más que
nosotros. Que no haya presupuesto para esa Ley de Dependencia que has
dejado morir de inanición y que resulta imprescindible para gente que de
verdad necesita esas atenciones y no se las puede permitir, no quiere
decir que no se pueda aplicar excepcionalmente y con recursos especiales
para tu puñetero padre; ese al que en ningún caso le faltarían
atenciones, ni le hace ninguna falta ahorrarse nada, como tampoco te
hace falta ahorrártelo a ti.
Este affaire es uno de los mil o cien
mil que nos restriegan por la cara cada día, pero hay hechos que tienen
la negativa capacidad de provocar descomposición de estómago. Y este en
particular da hasta para quedarse bloqueado.
A estas alturas no hay que pecar de
inocencia, ni hacerse el sorprendido por nada. Porque aunque ha sido
siempre la idea teórica, no sé si alguna vez ha habido un Gobierno que
de verdad pretendiera gestionar los recursos públicos con el fin de
mejorar la vida del pueblo. Seguramente nunca ha existido esa prioridad,
e incluso ni esa voluntad. Lo que sí sé es que tampoco nunca la
desvergüenza había llegado al grado de obscenidad actual, porque encima
tienen la desfachatez de llenarse la boca con la palabra democracia para
a continuación reírse de nosotros cuando se dedican carantoñas y
practican la ideología-fusión pluripartidista en el bar o los corrillos
del Congreso.
Aunque esto no es lo peor. Lo peor de
todo es que siguen teniendo no pocos espectadores entusiastas de esos
que se comen los mocos y se ríen con el caca, culo, pedo, pis, de su
particular Barrio Sésamo 24 horas. Y peinando canas. A lo mejor al final
tiene razón Mariano, y él –o un Rivera o un Sánchez– es lo que nos
merecemos.
Hay días en los que sueñas con haber nacido en otro mundo. Hoy es uno de ellos. Uno más.
Iniciativa Debate DdA, XII/3105
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