“Sudar la polla”: Parece difícil creer que una expresión tan vulgar
pueda tener un origen no solo antiguo sino incluso científico. En los
“Tratados Médicos” de Hipócrates se encuentra descrita una afección
extremadamente particular, explicada en función de los cuatro elementos:
el exceso del fuego y del agua en los individuos de una cierta edad
provocaba una especie de fiebre, que concéntrandose en la zona alrededor
de los genitales producía abundantes sudores. La descompensación de los
elementos conllevaba además una relajación de algunas zonas del cerebro
que daban lugar a un desprecio por los problemas importantes. De ahí
que desde entonces estuvieran asociados los sudores en torno al pene con
la pasividad y la inacción. Aunque no hay testimonianzas escritas ni
médicas al respecto, se cree que Sócrates fue víctima de este síndrome,
de ahí la parsimonia y la tranquilidad con que vivió su proceso y su
condena a muerte. De hecho, en una copia muy antigua de “La apología de
Sócrates” de Platón se lee al margen un comentario anónimo: “Estaba claro que le sudaba la polla“.
Etimologías DdA, XII/3104
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