La Reina en su papel en el acto de Coppola
Oviedo vuelve a ser hoy la capital de las proclamas
monárquicas y de las protestas republicanas: una ciudad metáfora de su
tiempo. La ciudad que vio nacer a la actual reina y a su compañera de
pupitre, Ana Taboada, asiste a un cambio de tercio político en toda
regla, que ha afectado de lleno a las relaciones entre instituciones,
con un insólito fuego cruzado desde el Ayuntamiento de Oviedo y unas
agrias declaraciones tanto del director emérito de la Fundación
Princesa, Graciano García, como de su actual directora, Teresa Sanjurjo.
A sus espaldas, las Marchas de la Dignidad y una Plataforma Cívica de
apoyo a los galardones creada para la ocasión confrontarán gritos de
respaldo a sus respectivas causas en una capital tomada por cientos de
policías. En el fondo subyace un debate sobre transparencia en las
cuentas que la Fundación Princesa de Asturias deberá asumir, al igual
que hizo en su día la propia Casa del Rey.
¿Cómo podría filmar el
brillante Francis Ford Coppola la historia de estas dos ciudades que
forman una sola? Habría que preguntárselo. Mientras tanto, el guion se
desarrolla como sigue:
1.-- Las conferencias de los
premiados están atrayendo a cientos de asturianos interesados en
escuchar de cerca sus experiencias y sus conocimientos. Un éxito que se
reedita cada año y que deja imágenes y momentos magníficos.
2.--
El hall del Reconquista será hoy la antesala. A las dos de la tarde se
vaciará. Los invitados se dirigirán al interior del hotel para el
tradicional ágape. El menú será el de siempre y quizá esté elaborado por estudiantes en prácticas que no percibirán un solo euro por sus servicios,
lo que ya provocó una sonora polémica. Habrá pequeñas cazuelitas de
fabada, quesos asturianos, dulces. Estarán los de siempre.
Representación de los patronos (con presencia del IBEX35 y del mercado
continuo), de los jurados, de políticos veteranos (incluso ucedistas),
de unos cuantos periodistas con caché nacional que se apuntan a un
bombardeo y miembros del entorno monárquico más cortesano. Dirigentes de
Podemos creen que la palabra casta, manoseada por Pablo Iglesias hasta
la saciedad, encuentra aquí una buena imagen definitoria. ¿Quién paga
todos estos gastos? La Fundación Princesa de Asturias. El ayuntamiento
cree que los 350.000 euros que destina como subvención no deben
emplearse en esos menesteres pero el problema es que el ayuntamiento no
sabe en qué se emplean y la Fundación tampoco aporta explicaciones
convincentes. Hasta ahora, ese melón no se había abierto, supiese o no a
pepino. Pero los tiempos son otros. El afán de transparencia que está
dictando la sociedad está sobre la mesa. Sabemos el sueldo de la reina
pero desconocemos el de Teresa Sanjurjo, directora de la Fundación. La
luz y los taquígrafos nunca sobran.
3.-- Las Marchas de la
Dignidad tienen palco reservado en la Plaza de la Escandalera. Han
aprovechado la coyuntura, como ya sucediese el año pasado. Gabino de
Lorenzo intentó, de nuevo, vetar la protesta basándose en una
inexistente licencia de una exposición, que para el delegado también era
inexistente. Un patinazo más del exalcalde de Oviedo. Una veintena de
manifestantes ya han hecho noche en el consistorio tras una ardua
negociación y pese a que la Junta de Gobierno había acordado impedir que
las protestas tomasen el edificio. Sabemos que el ayuntamiento es de
todos: que sepa el alcalde que ha abierto las puertas pero también ha
dado luz verde a un precedente. La policía vigilara los movimientos de
las Marchas muy de cerca.
4.-- A las puertas del Hotel
Reconquista se agolpará la otra cara de la moneda. La plataforma cívica
de apoyo a los premios está encabezada por Santiago González-Alverú, editor de una revista que recibió fondos económicos del anterior consistorio,
ayudas que acabaron ante la fiscalía. Salvado ese obstáculo, entre los
firmantes aparecen desde Caunedo a las asociaciones de taxistas o
peluqueros o el presidente de la patronal de la construcción.
Reivindican el valor de los premios (nadie lo duda) y critican la
agresión a la que están siendo sometidos. A González-Alverú hay que
reconocerle su coherencia: las ayudas públicas no tienen importancia,
tampoco su destino final.
5.-- Llama la atención el tono de las
declaraciones de los miembros de la Fundación Princesa, que
acostumbraban a ser diplomáticas hasta hace unos días. Algunos ejemplos.
Teresa Sanjurjo: "Unos se expresan gritando y otros lo hacemos
trabajando". Graciano García: “A los que hablan de manifestarse contra
los Premios yo les enfrento con sus verdaderas aspiraciones, que son la
destrucción, el rencor, la aspiración de venganza”. Esta táctica de
apagar el fuego con gasolina no era la norma. Pero los tiempos cambian.
6.--
No llama nada la atención el tono de las declaraciones de miembros del
Ayuntamiento. Era lo que cabía esperar, a tenor de otros movimientos
anteriores. Al fin y al cabo llevan expresándose así varios años. Desde
Roberto Sánchez Ramos a Ana Taboada, pasando por Rubén Rosón: tres
encendidos republicanos sin el menor atisbo de diplomacia. La diferencia
es que ahora tienen los altavoces, los titulares, el protagonismo que
provienen del poder de las urnas. Están legitimados por esos votos. ¿Han
oscurecido las críticas de Taboada la edición de los premios de este
año? Que el lector juzgue. ¿Es una barbaridad exigir transparencia en
las cuentas de una Fundación auspiciada por los grandes capitales de
este país? Hay que acoplarse a los tiempos, aunque las inercias son a
veces un freno.
7.-- Felipe VI aprovechará su discurso para
defender la unidad de España frente a las amenazas soberanistas y
confiar en que la (muy) incipiente recuperación económica que tanto ha
golpeado a las familias españolas: la pobreza de muchos. Ese guion lo
conocemos sin estar escrito. Su discurso, que hace años era la cita
anual del Heredero para sacar cabeza y crear un corpus ideológico (si es
que un príncipe lo tiene o le dejan tenerlo) pondrá fin a una jornada
de contrastes en una ciudad que intenta sacudirse las telarañas.
Asturias 24 DdA, XII/3114
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