Félix Población
El coronel Pedro Baños es un experto en geopolítica y en la
guerra que tiene lugar en Siria desde hace cuatro años. En Siria se quiso crear un
ejército islámico sunita para acabar con el gobierno chíita de Al Asad. El
servicio secreto turco, con la ayuda de Arabia Saudí y el permiso de la OTAN,
procedieron en tal sentido. Mil presos sunitas desaparecieron del lugar de
máxima seguridad en que estaban internados y resucitaron en Siria, muy bien
armados. Eso dio origen al llamado Estado Islámico, con un ejército a la postre
de 50.000 hombres y pingües subvenciones por la venta de petróleo y objetos
artísticos previamente expoliados. A eso se ha llegado con la complicidad o al
menos la displicencia de EEUU y la Unión Europea. Miguel Riera nos introduce en
el análisis del conflicto sirio en el último número de El Viejo Topo, que
dedica dos interesantes artículos a la cuestión, los dos muy aclaratorios de
una guerra civil sumamente manipulada en los medios convencionales de
comunicación.
El número de este mes de la revista se abre con un artículo
de Fréderic Lordon sobre “La izquierda y el euro: liquidar, reconstruir”. Para
el autor no hay duda: salir de la moneda única es una necesidad imperiosa, pues
el euro impide tajantemente una política progresista. Lo demuestra el trato
criminal propinado a Grecia durante seis meses de atropellos (llamados “negociación).
El rearme de la izquierda en Europa pasa necesariamente por imaginar el “después
del euro”. Por eso es preciso levantar de una vez la hipoteca del euro.
Luis Roca Jusmet dedica un artículo a Giovanni Arrighi, de
quien la editorial Akal acaba de publicar una obra imprescindible para el
conocimiento de nuestro mundo actual: El
largo siglo XX. Este periodo se corresponde con el último ciclo sistémico
de acumulación, liderado por EEUU. Desde el final del gobierno Carter y sobre
todo con Reagan, la política económica de ese país ha tenido como objetivo
centralizar allí el dinero mundial en manos privadas. La crisis de finales del
siglo XX y principios del XXI es una crisis de superproducción, debida a la
intensificación de la competencia entre capitales.
La reciente publicación (Ed. del Subsuelo) de Los amores de
Franz Kafka, de Nahum N. Glatzer, sirve de excusa a Antonio García Vila para
escribir sobre “Kafka enamorado”, y también podemos leer en El Viejo Topo de
este mes de octubre un artículo excepcional de Alberto Hernando sobre La democracia
cautiva, en el que sostiene que la manipulación fraudulenta e impune del
mercado y la gestión pública ha convertido a la democracia en una entidad
envilecida, inoperante y apocada. La pregunta es si es posible vivificar de
nuevo la democracia y estimular a los ciudadanos para que abandonen su atonía,
o si, por el contrario, el deterioro, las insuficiencias e impotencia política
de la democracia ya son irreversibles.
Finalmente es de destacar en el número 333 que comento un
magnífico texto de Higinio Polo sobre “Arte y dinero o el olor de la mierda de
elefante”. El titular hace referencia a la mierda de elefante que Ofili ha
utilizado para sus obras y que Polo considera una especie de tarima sobre la
que descansa el altar levantado por esos plutócratas y especuladores que
cabalgan sobre la humanidad y la cultura, sin inquietarse por las desdichas
humanas.
El título de artista lo conceden -a juicio de Polo- quienes controlan el mercado, los
mismos que se han apoderado de nuestro mundo y de nuestras vidas, ese
capitalismo insaciable que nos ahoga en el apogeo de la especulación y la
mentira. “El mercado de arte es una mezcla de feria para ricos que exhiben su
dinero, de borrachos y jugadores de ventaja, de tramposos y ladrones que
compran áticos en Dubai o Londres, yates obscenos y cuadros caros. En el apogeo
del capitalismo basura, el arte es creado por el escándalo, por el dinero, por
el brillo de éxito, por la publicidad y la televisión”. El arte, en suma, no es
lo que elaboran los artistas, sino aquello que es señalado por quienes tienen
poder y dinero.
DdA, XII/3114
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