Nadie ha hecho más por el retorno de la derecha al poder y
pocos están haciendo tanto por el independentismo. Pero le siguen dando
bola. Lo del señor X le viene al pelo.
Javier Gallego
Es hora de que alguien le diga a Felipe González lo que
habría que haberle dicho hace años: Felipe, cállate. La broma ha durado
demasiado. Estás haciendo el ridículo. Tiene el personaje un pasado como
para haberse metido en un agujero, haberlo tapado con cal viva y que no
le hubiéramos vuelto a ver las canas, pero es tan soberbio y vanidoso
que no es capaz de bajarse del escenario y, cada vez que sale, la tiene
que liar. Si hay algo peor que un presidente, es un ex presidente.
Padecen casi siempre pitopausia presidencial. Como
ya nadie les mira como antes, tienen que sobreactuar para coger foco.
Ahora Felipe ha pasado de carismático a caricato. De piquito de oro, a
bocazas oficial. Por consiguiente.
Lleva unos días
sin tomar la medicación y está desatado. Primero dijo que el régimen de
Pinochet, con sus 40.000 víctimas y 3000 desaparecidos, respetó más los
derechos humanos que el actual gobierno de Maduro. Ayer comparó la
autodeterminación catalana con las deportaciones de Stalin a Siberia. No
sólo insulta a la razón, escupe a la memoria de los millones de
víctimas del gulag estalinista y a no pocos catalanes partidarios de la
secesión. Su obsesión con Venezuela y Cataluña sólo es comparable a la
de un tertuliano de 13tv votante de Vox. Hace tiempo que sabemos que más
que socialista, ha sido siempre socio capitalista. De Gas Natural o de
quien le quiera pagar. Ahora vemos que, además, ejerce de bufón.
A estas alturas, no nos sorprende. Ya sabemos que Felipe
González es el mayor fraude de la Transición española. Sabemos, por
documentos desclasificados, que la joven promesa del progresismo
español, fue ungido por la socialdemocracia europea en Suresnes para
hacer el tránsito al capitalismo bajo la tutela de Washington. El
tardofranquismo lo bendijo porque el muchacho jamás había dado un ruido.
Nunca fue antifranquista, más bien al contrario. Como cuentan otros
papeles desclasificados, en su juventud se ofreció con otros compañeros a
la embajada estadounidense para acabar con “la excesiva influencia
comunista” que había en la universidad. Después vino lo de la OTAN para
confirmar que el hombre blanco hablaba con lengua de serpiente, como
cantara Krahe, que lo pagó con la censura de este demócrata. Por
consiguiente, la pana y las coderas eran disfraz.
De
hecho, escribió el gran Javier Ortiz que González se hizo socialista
porque la socialdemocracia le apadrinó, pero que se habría hecho
democristiano si la democracia cristiana se lo hubiera ofrecido. Nunca
ha tenido más ideología que la de su ego. Felipe ha sido siempre
felipista y nada más. El menda se ha hecho hasta una fundación. No es
extraño que se lo tenga tan subido cuando en su casa le creen infalible
como a un Papa, le veneran como a un dios y le llevan en procesión como
al santo patrón. El PSOE es como José Luis Moreno. Tienen al Rockefeller
fumando puros en un yate y cuando llega la hora del show lo sacan para
que el pájaro tuerza el pico. Pedro Sánchez ha dicho que es su faro y su
guía. Ésa es la renovación del partido. Apaga y vámonos.
Pertenezco a una generación de hijos de víctimas de Felipe González. De
los que le votaron ilusionados como nunca en el 82 y se decepcionaron
como siempre o peor. No pocos se pasaron al bando contrario y ya nunca
regresaron. Nadie ha hecho más por el retorno de la derecha al poder y
pocos están haciendo tanto por el independentismo. Pero le siguen dando
bola. Lo del señor X le viene al pelo. Es una incógnita por qué se sigue
escuchando con respeto a un individuo bajo el que tuvimos a los GAL,
Filesa, el caso Roldán, el pelotazo y la mayor cantidad de casos de
corrupción de la democracia. Nunca creí que diría esto, pero una vez
estuve de acuerdo con Aznar, otro que tal: cuando le dijo a Felipe que
se fuera.
Tampoco pensé que diría esto, pero creo que
debería volver el rey Juan Carlos para hacerle callar. Por
consiguiente. Alguien tiene que decírselo. Felipe, ¿por qué no te
callas?
Eldiario.es DdA, XII/3088
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