Antonio Aramayona
Symmonds declaró estar “orgulloso” de haberse
mantenido firme en su postura y de luchar de esta forma “por los
derechos de los atletas”, a la vez que anunciaba proporcionar pruebas
de que la Federación estadounidense de Atletismo (USATF) estaba robando
millones de dólares a los atletas, enriqueciéndose con el duro trabajo
del equipo estadounidense.
Tras leer esta noticia, me
alegré de que siguiera habiendo a lo largo y ancho del mundo personas
que se negaran a aceptar lo que otros establecen y acuerdan para
alimento de sus negocios y sus bolsillos y en detrimento de los
centenares de miles de trabajadoras y trabajadores del submundo más
explotado que fabrican de sol a sol y por cuatro céntimos los
equipamientos que después lucirán los atletas en rutilantes
competiciones televisadas y también quienes puedan pagarlo para lucirlo
en las calles del mundo rico occidental. Mientras haya personas que se
rebelen, resistan y se opongan a los negocios de los amos del cotarro
habrá esperanza de que otro mundo es posible.
Me acordé también de la cantidad de “cotarros” que nos
rodean y afectan directamente. Presencio cada día las declaraciones de
los Consejeros y Consejeras del recién estrenado Gobierno de Aragón,
explicándonos sus planes, también las dificultades para llevar a cabo
algunos de ellos. Así, no es infrecuente escuchar la recitación de un
cierto “mantra” en boca de algunos de ellos: “dentro de las limitaciones
presupuestarias”. Pues bien, quizá algún que otro Consejero/a debería
aprender en la medida de lo posible de Nick Symmonds.
Javier Lambán, Presidente de la DGA, depende en buena parte de las
inyecciones presupuestarias y las limitaciones de déficit llegadas desde
los despachos del ministro Cristóbal Montoro, el cual no establece los
límites de déficit precisamente al azar, sino ateniéndose (“ajustes”
llaman también a este concepto) a los “objetivos de reducción de
déficit” dictados desde Bruselas (a medida que se sube de escalón, el
escalón inferior cree tener justificación suficiente para lavarse las
manos). A su vez, los miembros de la Comisión, del Eurogrupo o de alguna
que otra institución más perteneciente a la UE cooperan en calcular
tales “objetivos de reducción de déficit”, según sean en cada momento
los intereses y tejemanejes financieros de los principales acreedores
(gran Banca y especuladores financieros en general).
Total, que, por ejemplo, la actual Consejera de Educación, Mayte Pérez,
pertenecerá seguramente al equipo oficial bajo la marca oficial “equis” o
“zeta” y podrá contar con el “mantra” de que no puede hacer más, dadas
las limitaciones presupuestarias de su Departamento, mientras haya, por
ejemplo, miles de millones de dólares de fondos de pensiones o inversión
volando de la City a Singapur en décimas de segundo. Es lo que hay, no
pasa nada, no hay nada que hacer, salvo que se levante, pongamos por
caso, un Nick Symmonds aragonés o aragonesa que diga que se niega a
jugar a los dados (marcados) como le ordenan desde arriba, ya que no
quiere jugar a otra cosa que a un guiñote universal en el que ganen
todos y no tenga por qué perder nadie.
Todos tenemos
dentro nuestro propio Nick Symmonds. Otra cosa es qué queremos hacer con
él (con nosotros mismos): o mantener al menos la dignidad y la
coherencia, o vivir sin buscarnos complicaciones o incluso hacernos
representantes en la zona del “Nike” de turno, que cambiará cuantas
veces convenga de logo y eslogan a beneficio exclusivo de la cadena
piramidal que cada milésima de segundo vuela de Singapur a la City
aterrizando de vez en cuando entre los matojos de
Aragón, la tierra noble, la de los claros torrentes, con sus mozos como
el roble, orgullosos y valientes, y donde no se sabe de mentiras ni
traición.
Ay, soy de Aragón.
ElDiario DdA, XII/3057
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