miércoles, 12 de agosto de 2015

EL AYUNTAMIENTO DE OVIEDO Y ÁNGEL GONZÁLEZ

Foto de Mi manera de estar solo.

Félix Población

Hago mío, como siempre se hace cuando la lectura de un poema va más allá del mero hecho de hacerlo y cada palabra respira en nosotros mismos, el poema que hoy participa mi estimado colega Ángel Sánchez Harguindey a través de su cuenta en FB. Pertenece a uno de los grandes poetas españoles del pasado siglo, el por tantos motivos admirable Ángel González, que en su tierra natal -Asturias, a la que tanto quiso- no podrá disponer de una Fundación que lleve su nombre porque intereses ajenos a la cultura, a la personalidad y a la significación del propio poeta parece que lo han hecho imposible. 

Entre esas miserias cuentan las de quienes se siguen llamando amigos de Ángel, incapaces de comprender lo que para su memoria representaría una Fundación o cualquier otro centro de similares características que hiciera de la literatura, la música y el arte en general un espacio vivo de encuentro y comunicación social al servicio de la ciudad de Oviedo, a fin de dinamizar su alicaída vida cultural.

Me comentaba hace tiempo la profesora Susana Rivera, viuda de Ángel González, que el legado de su marido posiblemente acabe en la Universidad de Nuevo México, centro en el que Rivera imparte sus clases, ante la indiferencia y falta de compromiso de las instituciones locales y autonómicas con ese legado. Tendríamos, por lo tanto, esa memoria del poeta en el exilio y uno de los sueños de Ángel incumplidos, tal como me confesó la propia Susana: que su nombre pudiera servir para que niños de familias modestas pudieran estudiar música, algo que él -tan amante de la música- no pudo lograr, pues la suya fue una niñez marcada por la escasez de recursos y la terrible Guerra de España.

En el proyecto esbozado por Rivera se incluían además todo tipo de actividades literarias a desarrollar en las cárceles, los centros de inmigración y de la tercera edad, así como un programa de poetas en residencia abierta de carácter internacional, bajo el epígrafe Caballo gris para la poesía, en alusión al poema que González dedicó a Oviedo y a la carismática revista dirigida por Pablo Neruda en 1935 (Caballo verde para la poesía). Los poetas seleccionados participarían en talleres, conferencias y recitales en los centros de enseñanza. 


Desde aquí hago un llamamiento al nuevo Ayuntamiento de Oviedo, consciente del impulso que a la vida ciudadana pretende dar su gobierno tripartito -especialmente a través de su laboriosa y activa vicealcaldesa Ana Taboada-, para que intente recuperar esa idea y la ponga en marcha en pro de una cualificada cultura popular, democrática y participativa, en consonancia con el pensamiento del más sobresaliente poeta que ha dado Asturias. No hay otro que más se lo merezca:

Me he quedado sin pulso y sin aliento
separado de ti. Cuando respiro,
el aire se me vuelve en un suspiro
y en polvo el corazón de desaliento.

No es que sienta tu ausencia el sentimiento.
Es que la siente el cuerpo. No te miro.
No te puedo tocar por más que estiro
los brazos como un ciego contra el viento.

Todo estaba detrás de tu figura.
Ausente tú, detrás todo de nada,
borroso yermo en el que desespero.

Ya no tiene paisaje mi amargura.
Prendida de tu ausencia mi mirada,
contra todo me doy, ciego me hiero.

DdA, XII/3052

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