Félix Población
Dado que el nuevo ministro de
Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, ha tomado entre sus
primeras decisiones la de eliminar de su
despacho el retrato de don Miguel de Unamuno, que permanecía allí desde que en
2002 llegó procedente del Centro de Arte Reina Sofía, cabe preguntarse qué tiene
don Íñigo Méndez de Vigo contra el escritor vasco y exrector de la Universidad
de Salamanca.
Si se considera que ese retrato fue pintado por José Gutiérrez Solana en 1936 y que el 31 de diciembre de ese mismo año falleció Unamuno en la ciudad del Tormes, ocupada por el ejército franquista, tal pareciera que al ministro le molesta no solo recordar esas circunstancias, sino que fue don Miguel quien en el paraninfo de la Universidad de Salamanca (el llamado Día de la Hispanidad, 12 de octubre de ese mismo año) se enfrentó al general felón Millán Astray con aquel breve discurso en el que el rector criticó la insurrección franquista (a la que en principio había apoyado) con estas frases: Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir.
El general de la legión José Millán Astray, presente en la sala y acérrimo detractor de Miguel de Unamuno, había tomado anteriormente la palabra para gritar de un modo destemplado y en extremo agresivo: "A mí la Legión", "Viva la muerte" y "Abajo la inteligencia". Todo ello en presencia del rector, que presidía el acto, al que asistía asimismo la esposa del extinto caudillo: Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito "¡Viva la muerte!" y yo -dijo Unamuno-, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor.
El retrato Unamuno, adquirido por el Estado en 1986 por veinte millones de pesetas, formó parte del despacho del ministro de Educación, Cultura y Deporte durante la gestión de hasta cinco ministros, sin que se sepa por qué a don Íñigo le ha molestado su presencia. Miguel de Unamuno fue destituido como rector por Franco el 22 de octubre de 1936 y sometido a arresto domiciliario hasta el día de su óbito.
"Lo que sí me atrevo a predecir es que el retrato que me pinte Solana será tan auténtico, por lo menos, como el que en mi interior me pinte yo -dejó escrito don Miguel en una carta, fechada en 1933-. Me he detenido ante cuadros de Solana, me los [he] adentrado, y me he sentido en ellos, al sentir mi hermandad española con el alma española de Solana. De la España que él y yo, y otros, estamos rehaciendo".
Si se considera que ese retrato fue pintado por José Gutiérrez Solana en 1936 y que el 31 de diciembre de ese mismo año falleció Unamuno en la ciudad del Tormes, ocupada por el ejército franquista, tal pareciera que al ministro le molesta no solo recordar esas circunstancias, sino que fue don Miguel quien en el paraninfo de la Universidad de Salamanca (el llamado Día de la Hispanidad, 12 de octubre de ese mismo año) se enfrentó al general felón Millán Astray con aquel breve discurso en el que el rector criticó la insurrección franquista (a la que en principio había apoyado) con estas frases: Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir.
El general de la legión José Millán Astray, presente en la sala y acérrimo detractor de Miguel de Unamuno, había tomado anteriormente la palabra para gritar de un modo destemplado y en extremo agresivo: "A mí la Legión", "Viva la muerte" y "Abajo la inteligencia". Todo ello en presencia del rector, que presidía el acto, al que asistía asimismo la esposa del extinto caudillo: Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito "¡Viva la muerte!" y yo -dijo Unamuno-, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor.
El retrato Unamuno, adquirido por el Estado en 1986 por veinte millones de pesetas, formó parte del despacho del ministro de Educación, Cultura y Deporte durante la gestión de hasta cinco ministros, sin que se sepa por qué a don Íñigo le ha molestado su presencia. Miguel de Unamuno fue destituido como rector por Franco el 22 de octubre de 1936 y sometido a arresto domiciliario hasta el día de su óbito.
"Lo que sí me atrevo a predecir es que el retrato que me pinte Solana será tan auténtico, por lo menos, como el que en mi interior me pinte yo -dejó escrito don Miguel en una carta, fechada en 1933-. Me he detenido ante cuadros de Solana, me los [he] adentrado, y me he sentido en ellos, al sentir mi hermandad española con el alma española de Solana. De la España que él y yo, y otros, estamos rehaciendo".
DdA, XII/3030
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