Félix Población
Ayer, con motivo del ingreso en
el Senado de varios ex presidentes autonómicos del Partido Popular y una ex
alcaldesa tan bien pagá como Rita Barberá, reparamos en el monto de los
ingresos que se llevan al año algunos de los políticos que acaban sentados en
esos escaños, sin apenas actividad que los justifique.
Sabemos así que el expresidente
Lucas, que lo fue de Castilla y León, se lleva algo más de 108.000 euros, casi
lo mismo que el expresidente Montilla, que lo fue de la Generalitat (105.000).
Con emolumentos comprendidos entre los 73.000 y los 82.000 figuran los
expresidentes socialistas Marcelino Iglesias (Aragón), Francesc Antich
(Baleares) y Joan Lerma (Valencia). Ahora los expresidentes del PP Fabra (Valencia),
Rudí (Aragón), Bauzá (Baleares) y Pedro Sanz (La Rioja) se llevarán algo más de
60.000. En manifestaciones hechas públicas ayer por representantes tanto del
Partido Popular como del Partido Socialista, se ha venido a justificar esos
destinos en razón -según Rafael Hernando- a la “experiencia territorial” de sus
compañeros, expresión peculiar donde las haya.
Por primera vez en los últimos
cuarenta años, y pese a la sangría que para la mayoría de los ciudadanos han
supuesto los recortes aplicados por el vigente gobierno y el anterior desde
hace siete, hemos asistido en España a una medida inédita en algunos de los
Ayuntamientos elegidos tras las pasadas elecciones. Tanto en Madrid como en
Barcelona, sus respectivas alcaldesas han aplicado una sustanciosa reducción en
sus sueldos, que también afecta a sus concejales. Igual decisión han tomado los
alcaldes de Valencia, Oviedo, La Coruña, Cádiz o Zamora.
Cierto que al lado de estos casos
y otros no menos dignos de mención, nos encontramos con alcaldes como el de
Brunete (Madrid) -muy meticuloso en buscar un crucifijo para prestar el
correspondiente juramento- que se ha subido el sueldo un 33 por ciento, de
28.000 a 37.000 euros al año, al tiempo que se lo ha reducido a la oposición.
Se podrá llamar demagogia o populismo
a quienes como representantes elegidos por los ciudadanos se rebajan sus remuneraciones,
pero está claro que al hacerlo están más cerca de los electores que quienes
hacen lo contrario, sobre todo si es de modo tan desmesurado como el alcalde de Brunete y quienes lo han imitado. Habrá quien diga que en uno y otro caso lo importante es la gestión
que puedan llevar a cabo, pero tal como está el país yo no confiaría en quienes
son elegidos y la primera medida que toman es subirse el sueldo un 33 por
ciento, con o sin crucifijo.
DdA, XII/3023
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