Lazarillo
Acabamos de saber, coincidiendo con el fallecimiento a los 96 años de edad del excelente historiador Raymond Carr -al que llamaban el hispanista de los hispanistas británicos-, que Paul Preston ha depositado todo el valioso fondo documental de su obra en el archivo del Monasterio de Poblet
(Tarragona). El acuerdo se formalizó en el Ayuntamiento de
Barcelona en un acto al que han asistido el alcalde de la ciudad, Xavier
Trias; el rector de la Universidad de Barcelona, Didac Ramírez,
historiadores como Hilari Raguer, escritores como Eduardo Mendoza, el
abad de Poblet, Josep Alegre, o el cineasta Ventura Pons. En
Poblet, los fondos de Preston convivirán con el archivo del presidente
de la Generalitat Josep Tarradellas, así como con los de algunos de sus
colaboradores más próximos como Andreu Cortines, Manuel Ortínez o Jaume
Miravitlles, y con el archivo de la Casa Ducal de Medinaceli en
Catalunya. En la documentación custodiada por Poblet, abadía que hoy visitará Preston, también figuran documentos personales del político
Alejandro Lerroux, del periodista Carles Sentís, del general Domènec
Batet, del PSUC o del fondo bibliográfico reunido por el ex presidente
del Comité Olímpico Internacional Juan Antonio Samaranch. Cabe preguntarse por qué siendo la obra de Preston una de las más valiosas en el conocimiento de la Guerra de España, el Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), ubicado en Salamanca y que acaba de inaugurar un gran edificio en el que se ha invertido mucho dinero, ha quedado al margen de ese depósito, del que una entidad como la proyectada en Salamanca debería tener al menos una copia. ¿Se ha gestionado esto con Preston o ni siquiera se ha reparado en ello? Casi se podría asegurar que las autoridades del Ministerio de Educación y Cultura, del que depende el centro, no han reparado en ello. Conste que a este Lazarillo le gustaría equivocarse.
DdA, XII/2982
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