Las minorías son eternas ganadoras: todas las victorias
sociales, políticas y económicas proceden de una minoría absoluta que a
base de resistir, persuadir y no negociar con los principios han ido
logrando convencer a las mayorías y construir un mundo más habitable.
Raúl Solís
Pablo Iglesias ha soltado estos días atrás una frase
de las que dan para escribir una tesis doctoral sobre intencionalidad
política: "Se vive muy cómodo fiel a tus principios inamovibles sabiendo
que vas a ser minoritario", le espetó el líder de Podemos a Izquierda
Unida.
Según Pablo Iglesias, IU debería pedir perdón
por tener principios y defender un modelo de sociedad que no se negocia
a merced de las encuestas. Obvia Pablo Iglesias que si el mundo ha
cambiado ha sido gracias a las minorías con principios que han defendido
sus causas incluso cuando no estaban de moda las banderas que
levantaban.
Fue gracias a una minoría absolutísima de mujeres que
iban a contracorriente que se conquistó el sufragio femenino. Fue
gracias a unos cuantos homosexuales y transexuales, hartos de las
palizas que les daba la policía, que los derechos de las personas
homosexuales, bisexuales y transexuales son hoy imparables en todo el
mundo.
Fue gracias a una minoría con principios por
lo que los países se vieron obligados a abolir la esclavitud. Fue
gracias a una minoría de activistas ecologistas y concejales -a quienes
les pinchaban los coches, recibían amenazas y despedían del trabajo- que
se pudo salvar de la especulación lo que aún queda vivo del pelotazo
económico español. Gracias a una negra minoritaria con principios
innegociables, que se negó a ceder el asiento del autobús a un blanco,
empezó el fin a la división racial en Estados Unidos.
Gracias a una minoría también de periodistas que gritaban solos y que
eran encarcelados y ajusticiados en la plaza pública, se conquistó la
libertad de prensa. Es gracias a una minoría con principios que existen
redes de solidaridad para las mujeres en países donde las mujeres no
tienen derecho ni a firmar un documento público.
Fue
gracias a una minoría que se sacudió la vergüenza y los señalamientos
públicos por lo que la Plataforma de Afectados por la Hipoteca ha
logrado que el derecho a la vivienda sea defendido hoy por una inmensa
mayoría de la población. Y fue también gracias a un minoritario
movimiento obrero por lo que la jornada laboral es hoy de ocho horas,
con vacaciones retribuidas, derecho a baja y pensión en caso de
enfermedad.
Se tiende mucho a pensar que los
principios son un impedimento para lograr mayorías y es al contrario: no
ha habido conquista social que no naciera siendo una minoría
fortificada por principios innegociables. No estaría de más que
recordaras que sumar mayorías con principios negociables al calor de las
encuestas es de donde venimos, lo que nos ha traído hasta aquí y adonde
nunca más deberíamos ir.
Tampoco estaría de más que
recordaras que si puedes liderar un partido político, y negociar con
tus principios, es gracias a la gente que se dejó la juventud, la
alegría y hasta la propia vida luchando por conquistar la democracia en
medio de una cosa que se llamaba dictadura y que asesinaba, encarcelaba,
daba palizas y te obligaba a vivir ‘cómodamente’ en el exilio por ser
minoría. Las minorías son eternas ganadoras: todas las victorias
sociales, políticas y económicas proceden de una minoría absoluta que a
base de resistir, persuadir y no negociar con los principios han ido
logrando convencer a las mayorías y construir un mundo más habitable.
ElDiario.es DdA, XII/2919
No hay comentarios:
Publicar un comentario