Resulta escandaloso y delictivo que el Gobierno, a través de
Cristóbal Montoro, o allegados a éste, filtre a la prensa, por
motivaciones políticas y partidistas, un documento secreto de la Agencia
Tributaria, como es la declaración de un particular, con la única
finalidad de construir un escándalo político.
Fernando de Silva
Hace
años, cuando aún no estaba en política y Podemos ni siquiera era un
proyecto realizable, un tal Juan Carlos Monedero realizó en su esfera
privada una serie de trabajos propios de su especialidad profesional,
para determinados países sudamericanos, como han hecho un sinfín de
catedráticos y profesores universitarios en las últimas décadas. Como
las cosas funcionan como funcionan, tardó años en percibir su
remuneración, y decidió crear una sociedad unipersonal para facturarlos.
Quizás este fue su gran error, pero muy posiblemente siguiendo los
consejos de un asesor fiscal. No olvidemos que en este país existen
miles de sociedades unipersonales o familiares creadas con el único fin
de tributar a la Agencia Tributaria, recomendadas por los propios
asesores fiscales, y nadie se rasga las vestiduras por ello.
Si
Monedero no fuese en la actualidad un destacado activista político de
un partido que aspira a gobernar nuestro país, que se ha convertido en
la principal oposición al Partido Popular, no hubiese pasado nada, o a
lo sumo Hacienda le habría remitido una declaración paralela, de
entender que tributaba indebidamente, lo que podría ser discutido
incluso ante los Tribunales, dadas la diversas interpretaciones
existentes en situaciones similares. Lo que es evidente es que declaró
sus ingresos, y cuando se cuestionó públicamente si era o no correcto
hacerlo a través de una sociedad unipersonal, decidió aplicarse para sí
mismo el criterio más exigente, y presentar una declaración
complementaria, por lo que en estos momentos está al día con Hacienda, e
incluso se le debe un dinero ingresado en exceso.
Lo
que sí resulta escandaloso y delictivo es que el Gobierno, a través de
Cristóbal Montoro, o allegados a éste, filtre a la prensa, por
motivaciones políticas y partidistas, un documento secreto de la Agencia
Tributaria, como es la declaración de un particular, con la única
finalidad de construir un escándalo político. Es el mismo gobierno que
se negó a publicar las listas de los mayores defraudadores de este país,
y que alegó motivos de confidencialidad para ocultar las personas que
se acogieron a la amnistía fiscal. Pero Juan Carlos Monedero es la
excepción, por cuanto es preciso destruir y desprestigiar a un
movimiento político que aspira a expulsar del poder al partido más
corrupto de la historia de la democracia.
La
revelación de secretos, en sus diversas vertientes, está castigada en
nuestro Código Penal con severas penas, que pueden llegar a una
privación de libertad de 3 a 5 años para un caso como el que nos ocupa. Y
conocer el autor de la filtración es más que sencillo, porque el
sistema de seguridad para controlar el acceso a la información y bases
de datos de la Agencia Tributaria permite identificar a quien lo haga,
al quedar su huella marcada, e incluso se puede saber el día y hora de
su acceso y los motivos que alegó para hacerlo. Por lo que sería
conveniente que se abra una investigación de inmediato para conocer al
autor de la filtración para que responda por ello, e incluso es un hecho
de tal gravedad que exgiría la intervención de la Fiscal General del
Estado, que parece estar en ignorado paradero desde su nombramiento.
Muchos
periodistas y políticos que ahora se rasgan las vestiduras frente a
Monedero, a buen seguro tendrán constituidas sociedades unipersonales o
familiares para declarar a Hacienda sus ingresos por sus actividades
profesionales, y les recuerdo que pueden ser víctimas del efecto
boomerang. Incluso muchos ídolos del fútbol (Messi y Casillas, entre
otros muchos), se han encontrado en situaciones similares, y han
regularizado su situación sin que nadie les haya acusado de cometer un
fraude fiscal; y más de uno, como es el caso de Gerard Piqué, ha
decidido no pagar la suma reclamada y discutir la procedencia de la
misma en los tribunales, lo que podría haber hecho igualmente Juan
Carlos Monedero.
Un
tal José María Aznar, Presidente de Honor del PP, muy pocos meses
después de dejar de ser Presidente del Gobierno constituyó junto con Ana
Botella Famaztella S.L., con un capital social de 3.006 euros, una
sociedad familiar cuyo objeto social era “la
explotación de los derechos de propiedad intelectual de doña Ana
Botella Serrano y de don José María Aznar López en todas sus
manifestaciones, como libros, escritos, discursos, alocuciones,
conferencia y otras análogas”, a través de la cual ha facturado
millones de euros, supuestamente para declarar menos a Hacienda. La
Agencia Tributaria abrió una inspección a la citada empresa en el año
2013, que fue cerrada pocos meses después, presumiblemente sin sanción.
Nada se dijo de fraude a Hacienda, ni de delito fiscal, pero lo cierto
es que esta sociedad encubre unas actividades personales que, aplicando
el criterio que se exige a Monedero, deberían de haber tributado por
encima del 45%, y no por el impuesto de sociedades.
La Vicepresidenta del Gobierno ha llegado a afirmar con su lengua viperina que "Si todos los españoles hicieran lo que hace Monedero a ver cómo íbamos a pagar los servicios públicos, la Sanidad o la Educación". ¿Le damos la vuelta?: "Si
todos los españoles hicieran lo que ha hecho Monedero, declarando sus
ingresos, haciéndolo en España, y presentando su declaración
complementaria ante las dudas surgidas, podríamos haber evitado los
recortes en los servicios públicos, la Sanidad o la Educación".
En
el fondo todo esto es un burdo montaje de una derecha que no tiene
escrúpulos para mentir, difamar, engañar y tratar de manipularnos a
todos. La hipocresía, el cinismo y el fariseísmo nos gobierna. Su única
intención es tapar sus vergüenzas, aunque se conforman con que pensemos
que los demás son tan sinvergüenzas como ellos. No caigas en su trampa.
SinLaVenia DdA, XII/2918
1 comentario:
Pues todo se hubiese evitado con un poco de talento y mucha honrradez
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