José María Calleja
La secuencia es perfecta.
Primero, "estamos ante una causa general contra el PP", que dijo Mariano
en esa foto rodeado de todos los suyos, más o menos imputables, cuando
saltaron las primeras informaciones de corrupción en su partido. Luego,
"nadie podrá probar que no es inocente", que, con la ceja izquierda
enarcada y el parpadeo nervioso, dijo Mariano de Bárcenas, cuando las
noticias ya apuntaban con gravedad a la financiación ilegal del PP.
Más tarde, los "pretendidos papeles" son mentira, que dijo Cospedal cuando salieron en El País
los datos de pagos en B y contabilidad paralela, en enero de 2013. Al
estallar de manera aparentemente imparable el asunto, supimos del
"resiste", "sé fuerte", "hacemos lo que podemos", "las cosas no son
sencillas", "ánimo", "un abrazo", con los que Mariano rodeaba de apoyo y
cariño a Bárcenas para que no largara.
Después, "Bárcenas es un delincuente" que nada tiene que ver con el PP,
que dijo Alfonso Alonso; como al parecer no tenían nada que ver con el
partido mariano ninguno de los tesoreros anteriores, así sean imputados o
procesados, todos presuntamente corruptos. El cenit lo puso Cospedal,
cuando habló de "finiquito en diferido", "simulado", en esa pieza que
sigue fresca en su capacidad de impacto por muchas veces que se vea y
que se mantendrá por los años de los años.
Por no alargar más la historia, a pesar de que hay muchos más elementos
para ello, los antecedentes inmediatos a la puesta en libertad de
Bárcenas son una entrevista del extesoreo –vía teléfono móvil de su
mujer– con Marisa Gallero, en ABC, en la que desde
la cárcel el extesorero le dice a Mariano que ha resistido, que ha sido
fuerte, como le pedía el presidente del PP; que no ha hablado –se
sobreentiende–, que ha resistido en silencio, sin disparar ni siquiera
una leve porción del arsenal de munición que atesora; que no es justo
que él siga en el talego y Rato en la calle.
Gómez de Liaño –¡qué bien hace como que se enfada cuando se le dice que
trapichea con políticos!– hace como que renuncia a la defensa, cuando
ya sabe que Bárcenas saldrá en libertad, cuando sabe que su defendido ha
hecho la entrevista con ABC como parte de la
estrategia. Y después de la entrevista en la que Bárcenas dice que ha
hecho los deberes puestos por Mariano, la Audiencia le pone en libertad
con una decisión sin precedentes para alguien con una petición de cárcel
de 42 años de cárcel y 24 para su mujer. El auto mismo dice que sigue
vigente el riesgo de fuga, a pesar de lo cual, lo pone en libertad con
una fianza mínima.
Todos
contentos: Bárcenas en la calle, Mariano gana un año electoral sin el
sobresalto que hubiera supuesto que el extesorero hubiera roto su
silencio contando lo que sabe del funcionamiento en B del PP, la mujer
de Bárcenas ya no tendrá que llegar tarde a los vis a vis… Todos
contentos menos los ciudadanos de la calle, que ven que para un supuesto
ladrón de 48,2 millones de euros vale con una fianza de decimales, esos
200.000 euros que ni siquiera llegan al 1% de lo presuntamente robado.
Bárcenas en la calle podrá seguir destruyendo pruebas, viviendo a todo
tren y quién sabe si rumiando una fuga en fin de semana –debe
presentarse ante el juez los lunes, miércoles y viernes– que le ahorre
el riesgo de volver al talego.
Una petición de 42 años de cárcel para él y de 24 para su mujer, con
48,2 millones de euros, como mínimo, en Suiza, la experiencia en carne
propia de saber cómo es la cárcel por dentro, son elementos suficientes
como para tratar de salir de naja.
En cualquier caso, un año electoral de silencio para Mariano y un argumento más para la rabia y el cabreo de los ciudadanos.
ElDiario.es DdA, XII/2902
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