Félix Población
Un reciente estudio
del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de
Barcelona da a Pablo Iglesias el segundo lugar como líder político más valorado
en Cataluña, unas décimas por detrás de David Hernández, el representante de
CUP. Quizá por eso el ataque más directo a un oponente político fue ayer el que
dedicó Iglesias, sin mencionarlo, a Hernández cuando dijo: “"No he venido a
Catalunya a prometer nada a nadie, eso sí, os prometo que a mí no me veréis
dándome un abrazo con Rajoy ni con Mas". Esto es lo que había hecho la
noche del 9-N Hernández con el president de la Generalitat.
Me parece
significativo este detalle por cuanto creo que el discurso de Pablo Iglesias
ayer, en el abarrotado pabellón deportiva del Vall d’Hebron, tuvo más de mitin
pre-electoral incentivador de fidelidades ya probadas que de mensaje suscitador
de más y más convencidos simpatizantes. Tuve la sensación, al escucharlo, de que
el líder se conformaba con responder a las continuados aplausos del respetable,
bastándole para eso con repetir los fundamentos ya conocidos de su discurso.
Con esto quiero decir que, si yo fuera simpatizante de Podemos en Cataluña,
hubiera reclamado a Iglesias algo más de lo que lo dijo con respecto a esa
comunidad autónoma, porque lo que dijo ya lo sabría.
Pienso, además, que
esa reclamación tampoco sobrará a partir de ahora con respecto a las
convocatorias que Podemos pueda tener en el futuro en el resto de España, sobre
todo si se repara en esa gran cita del 31 de enero en Madrid. No me
gustaría en este sentido, como ciudadano que cree en la necesidad del nuevo
partido como alternativa de gobierno, que mi presencia en la capital del Estado
se viera defraudada por quienes en esa fecha tengan la responsabilidad de
dirigirse posiblemente a cientos de miles de simpatizantes.
Pablo Iglesias afirmó
ayer que no es hombre de promesas. No las queremos, porque como él también dijo
no nos fiamos de los políticos que hacen promesas. Pero si se quiere dar por caduca esa vieja política, de la que tan harta está la ciudadanía, hay que ir más allá de
la crítica al régimen corrupto, hay que entrar más a fondo en el análisis de
proceso constituyente que Podemos reclama, saber con más detalle las
características de su programa en lo referente a las cuestiones más urgentes que afectan a los sectores más desfavorecidos de la sociedad y pasar ya de la página de denunciar a la casta a la
página de hacer de los ciudadanos -como también señaló ayer Iglesias en
Barcelona- sujetos históricos del cambio.
Para todo eso, que sintoniza con la nueva política democrática y participativa a la que apela Podemos, hay que ir más allá de lo que ayer ofreció Pablo Iglesias ante una entregada y multitudinaria audiencia. Lo esperamos en la convocatoria masiva de Madrid, porque hay que ir más allá de lo ya sabido para saber más a fondo sobre qué bases hay expectativas para PODER.
DdA, XI/2878
1 comentario:
Si me pareció un mensaje un tanto reiterativo y carente de enjundia, como para convencer a los convencidos. El problema está en llegar a los que todavía no lo están.
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