martes, 25 de noviembre de 2014

¿PUEDE CONVERTIRSE UN MOVIMIENTO ASAMBLEARIO EN PARTIDO SIN PERDER LA PUREZA IDEOLÓGICA Y EL RADICALISMO POLÍTICO?

Julián Casanova

¿Puede convertirse un movimiento asambleario en un partido de masas sin perder la pureza ideológica y el radicalismo político? Enseñanzas de la historia: a propósito del anarquismo histórico y de Podemos.
El anarquismo español, un sindicalismo revolucionario de masas hasta 1939, nunca tuvo aliados políticos, un partido que canalizara, representara y defendiera sus intereses a través de los mecanismos políticos parlamentarios. Autoexcluidos de la representación política, los dirigentes de la CNT, especialmente los miembros de la FAI que comenzaron a dominar la organización desde comienzos de 1932, pudieron mantener la llama de la pureza, la fuerza de un mensaje anarquista enfrentado a lo que ellos consideraban una realidad social y política perversa.
La CNT era un movimiento dominado en términos generales por preocupaciones sindicales, independiente de los partidos políticos, pero para acceder al control de la organización se requería un mínimo conocimiento de las ideas libertarias. Se establecía así una diferencia entre los dirigentes, la militancia de base y los afiliados. Los primeros constituían el sector más consciente y experimentado en los principios básicos de la organización, en la comprensión de los planteamientos doctrinales, conseguida a través de la lectura de libros, panfletos y prensa. Por debajo, y al lado de esos dirigentes, había siempre un grupo considerable de militantes, informados de los acontecimientos políticos y sociales, de las posiciones de la organización, que solían leer la prensa, participar en las reuniones de lo sindicatos y acudían en ocasiones a los ateneos y bibliotecas en busca de esa necesaria formación que les mantenía en la práctica militante. Quedaban, por último, los afiliados, que, con altibajos, siempre fueron en los años treinta varios cientos de miles. Su vinculación con la organización era normalmente muy laxa: cotizaban, y muchas veces los tenían que perseguir para que lo hicieran, no acudían por lo general a los locales del sindicato o sección y participaban, dependiendo del grado de satisfacción o éxito que obtenían, en los conflictos laborales y en las movilizaciones de protesta.
Para la mayoría de ellos, la CNT defendía las condiciones de vida de los trabajadores y luchaba por mejorarlas; para los dirigentes y el sector más militante, el anarcosindicalismo estaba llamado a transformar revolucionariamente la sociedad.
Cuando la CNT se consolidó como un movimiento de masas, de forma gradual, se erigió una frontera/barrera entre esa minoría adiestrada y la mayoría de los afiliados, alejados de cualquier discusión interna. Y aparecieron los "gorrones", que se beneficiaban de las conquistas sociales sin participar nunca en la lucha; y en los momentos más extraordinarios de esa historia, como en el verano de 1936, cuando fue difícil controlar a los afiliados en masas, aparecieron también los que mataban curas y propietarios en nombre del anarquismo sin haber pertenecido nunca al movimiento.
Podemos, en ese paso de movimiento asambleario a partido, dada la extraordinaria coyuntura del descrédito de los partidos establecidos, va a experimentar un aluvión de afiliados, simpatizantes y votantes. En ese proceso ya no será posible la participación activa de todos sus miembros en las decisiones. Y para controlarlo, lo dirigentes tendrán que recurrir a la jerarquización, se abrirá una división abismal entre dirigentes y la base -lo que ahora se critica a la "casta"- y aparecerán, en el momento en que se abran candidaturas municipales en miles de pueblos y ciudades, los "gorrones" y los que sin saber una palabra de la ideología y de los debates sociales, actuarán en nombre de Podemos.
Es la historia y la experiencia de los movimientos de masas los que avisan y enseñan. Nada es inevitable y no hay un determinismo político y social que obligue a seguir ese proceso. Pero quien crea que eso va a ser diferente, que la pureza se mantendrá, que las actitudes de la "casta" ya no aflorarán en el nuevo movimiento, y que el pueblo se va a mostrar siempre en su lado más puro, que me recuerde en su momento que yo estaba equivocado. 

DdA, XI/2853

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