José Manuel Martín Medem*
Para organizar un buen servicio público audiovisual, primero hay que
definir el modelo en función de lo que se pretende, después considerar
las posibilidades de financiación y al final, entre lo que se quiere y
lo que se puede, establecer la plantilla necesaria.
En la reforma de Radio Televisión Española (RTVE), el gobierno de
Zapatero lo hizo al revés. Primero redujo la plantilla (¡un 40 %!),
después improvisó un perverso sistema de financiación, pasando de la
publicidad a los impuestos sobre las televisiones comerciales y las
telecos, y al final desbarató el modelo, rebajándolo en la Ley General
Audiovisual desde el servicio público esencial al de interés económico
general.
Era un escenario perfecto para que la política depredadora del
gobierno de Rajoy gangrenara la estructura de RTVE, gubernamentalizando
la información, contratando sin necesidad productoras y directivos,
degradando la gestión y reduciendo el presupuesto, haciendo caer la
audiencia por debajo del 10 %.
RTVE tiene la plantilla más pequeña y es el que menos cuesta entre
los servicios públicos audiovisuales más importantes de la Unión
Europea: Los seis canales de TVE y las seis emisiones de RNE nos cuestan
cinco céntimos de euro por persona y día.
No es cierto que RTVE haya acumulado una deuda de 700 millones de
euros. La deuda es de los gobiernos de Zapatero y de Rajoy con RTVE. De
Zapatero, por haber improvisado una chapuza de modelo y de sistema de
financiación. No se debe y no se puede sostener a RTVE con impuestos
sobre el negocio de lastelecos y de las televisiones comerciales que
además compiten por la audiencia. Y de Rajoy, por gubernamentalizar la
información y recortar (¡un 40 %!) la aportación económica del Estado.
Los 700 millones en números rojos son la consecuencia de la reducción
de 250 millones anuales en los Presupuestos Generales del Estado y de
la disminución en los pagos de las televisiones comerciales y de las
telecos. Zapatero no garantizaba la financiación de RTVE y Rajoy
multiplica las dificultades del servicio público y su desprestigio.
RTVE necesita una intervención inmediata para democratizar la
información, garantizar la calidad del servicio público, mejorar su
gestión y blindar una financiación suficiente y estable.
La buena información es imprescindible para la democracia. En un
escenario de concentración y sectarismo en los grandes medios de
comunicación, y con las iniciativas sociales bloqueadas, sin un buen
servicio público no puede haber participación democrática con
conocimiento.
*José Manuel Martín Medem es miembro del Sindicato de Periodistas de Madrid (SPM)
DdA, XI/2806
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