Félix Población
No se deja de hablar en los
mentideros profesionales acerca del ninguneo a que fue sometido Pedro Jota Ramírez con ocasión del evento conmemorativo del vigésimo quinto aniversariode la fundación del diario El Mundo. Dice el propio Pedro Jota que la muñidora
de tal proceder fue doña Soraya, la vicepresidenta, por encargo de su jefe,
aunque la decisión de no citarle en su alocución corresponde al propio Felipe
VI, que presidió el acto y también determinó, al parecer, que Ramírez no figurase
en la foto de celebración.
Lo que no pudieron evitar los
organizadores es que quien puso en marcha el rotativo, después de ser
desalojado de Diario 16 por descubrir la relación entre el GAL y el gobierno de Felipe González, hiciera uso de la palabra y aprovechara la ocasión
para hacer un anuncio de proyección sobre su porvenir, pues todos los que lo
conocen saben que Pedro Jota sigue teniendo mucha necesidad del oficio activo desde que Rajoy lo echó de El Mundo. Nada mejor para hacer esa alerta que unas frases muy apropiadas a su caso del maestro
Mariano José de Larra: “Estamos en el mundo de paso. Para no resucitar, no vale la pena morir”.
Algo muy material ata a Ramírez
para que su resurrección no se produzca con la inmediatez que él desearía o que
la urgencia por el resarcimiento le demanda. Solo podrá cobrar la indemnización
que le debe la empresa editora del periódico, Unidad Editorial, al cabo de dos
años, durante los cuales no podrá competir con El Mundo con otro nuevo medio. Esos 19 millones son,
por lo tanto, los que impiden a Pedro Jota dar luz a su nueva creación, El
Universal, un nuevo diario electrónico que contará con una edición semanal en papel los fines de semana (sabia decisión).
Se dice también en los mentideros
que para salir a la calle tiene
reservado en la despensa El Universal un listado de
comprometedores mensajes confidenciales de la reina consorte, doña Letizia, que podrían convertirse en una bomba informativa
capaz de desestabilizar la mismísima jefatura del Estado. Leo que se trataría
de un escándalo sobre cuestiones privadas, que podría alcanzar esa
trascendencia. A juzgar por el ninguneo de la Casa Real a Ramírez en el acto al
que me he referido, totalmente improcedente con quien ha fundado y dirigido El Mundo
durante casi un cuarto de siglo, se podría pensar cualquier cosa, menos en las buenas relaciones que la reina consorte mantenía con Pedro Jota antaño.
DdA, XI/2822
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