Javier Pérez de Albéniz
El talento está en la televisión”, repiten una y
otra vez, a modo de mantra, quienes trabajan en el mundo audiovisual o
desean hacerlo. La frase está incompleta, insisto. El talento está en la
televisión… norteamericana de pago. En las productoras y cadenas que
hacen las grandes series. En la HBO, la FOX, la NBC.
En España la televisión está en pelotas, y el talento consiste en ganar
dinero adaptando los formatos que triunfan en el extranjero. ¿Un
ejemplo? “Adán y Eva”, la última bazofia estrenada por Cuatro, la filial de Telecinco. La versión cañí del formato holandés “Adam looking for Eve”, un gran éxito en el canal RTL5.
Dicen que es un dating-show. Es decir, un espacio en el que los participantes buscan parejas sentimentales. Yo diría que es un bolas-show,
una zorrera repleta de vagos, chulos y fulanas que no dudan en quedarse
en cueros con tal de ganarse unos cuartos sin dar un palo al agua. “Estoy muy orgulloso de mi miembro viril”, dice el machote de Luis. “Busco
un tío con buena economía porque yo siempre he vivido muy bien. Es
importante que tenga un buen coche, a poder ser Mercedes o BMV porque yo
nunca he conducido una gama inferior”, reconoce la despelotada Sonia.
Las emociones no se hacen esperar. El bueno de Luis debe tener un
vehículo de gama tal alta como el cipote, porque inmediatamente se lanza
a retozar con Sonia en un ejercicio que en términos televisivos se
conoce como edredoning. Nada que no nos haya provocado náuseas con anterioridad en “Gran Hermano”. Nada que no nos haya avergonzado ya en “Hombres mujeres y viceversa”.
Porque “Adán y Eva” es una nueva vuelta de tuerca a de estos dos
programas, la meca de la telebasura, pero con los concursantes en
porretas.
La sinvergonzonería de las grandes cadenas no tiene límites: “’Adán
y Eva’ no es un programa sobre sexo. ‘Adán y Eva’ es un espacio que
cuida al máximo la exposición de sus participantes, tratando su desnudez
de manera circunstancial y cuidando escrupulosamente las imágenes. La
sensualidad, el humor y la sonrisa predominan entre las situaciones que
propician los sentimientos de atracción, amistad, frustración, decepción
y, por supuesto, amor”, dicen en Cuatro de su programa para el prime time de la noche de los martes.
¿Amor? ¿Sensualidad y amistad? ¿Desnudez de manera circunstancial? ¿Cuidar
al máximo la exposición de los participantes? Qué jetas… El reality del
canal de Mediaset consiste en mostrar a hombres y mujeres desnudos. Una
idea que hubiera sacado los colores a mis abuelos, pero que en el año
2014 debería estar superada. Solo son un puñado de deteriorados
supervivientes, de la misma subespecie que los ya explotados en “Hombres
mujeres y viceversa” o “Gran Hermano”, desnudados por los ejecutivos de
una televisión sin escrúpulos. Si pueden mostrarlos salidos como perros
en celo, mejor. Si cada vez que abren la boca demuestran una ignorancia
que roza el analfabetismo, aún mejor. Si discuten como macacaos, se
embroncan como hienas y maldicen como piratas, pues todavía mejor. Y si
llegan a las manos… ¡Los audímetros revientan!
Esta es la televisión que propone Mediaset:
entretenimiento de ínfima calidad, desprecio por el ser humano, ausencia
absoluta de imaginación y talento. Son los reyes de la telebasura. Y ya
saben lo que pasa cuando los reyes están desnudos… De la misma forma en
que una mentira aceptada por muchos no tiene porqué ser cierta, una
audiencia masiva (14.8% y 2.816.000 en su estreno) no significa que el
programa no sea deplorable.
El Descodificador
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