Pablo Echenique
El problema es que la realidad y las personas son
complejas y el etiquetado es casi siempre burdo y falaz. Decía Einstein
que las explicaciones han de ser lo más simples posible, pero no más
simples. Etiquetar casi siempre se pasa de frenada. Es más simple de lo
que es deseable, se deja importantes detalles fuera y, cuando se
etiqueta a la gente, tensiona, hace daño y divide.
Comunista, punki, populista, facha, vasco, catalán, del Madrid, del Barça, socialdemócrata, neoliberal, casta.
A veces funciona. La mayor parte de las veces no.
Todos somos culpables, de vez en cuando, de etiquetar al otro injustamente; soslayando su complejidad, caricaturizándolo, negando su agencia, su independencia, su complicada humanidad.
Lo sé porque me he descubierto a
mí mismo muchas veces cometiendo este error... y no me
he sentido muy bien que digamos después.
En estos
días estamos decidiendo —históricamente y entre todos— el modo en el
cual vamos a organizarnos y a afrontar el futuro próximo en PODEMOS. Más
allá de los lógicos y humanos errores que podamos estar cometiendo y de
las diferentes opiniones que unas y otros tengamos, creo que es de
rigor reconocer que nunca antes se había afrontado un proceso
constituyente de este calado político con tal nivel de democracia, de
participación, de ilusión y de transparencia.
Las
organizaciones políticas antiguas lo tienen sencillo para hablar con una
sola voz. Se llama "disciplina de partido", "acuerdo a puerta cerrada
(con reparto de sillones incluido)" o "el que se mueve no sale en la
foto". En PODEMOS, ni tenemos, ni queremos nada de eso. Como se vio este
fin de semana en Vistalegre, en PODEMOS, todo el mundo puede proponer y
opinar y al final decide la gente.
Esto aumenta la
complejidad, claro. Como bien dice Pablo Iglesias, el que no soporte las
contradicciones —o la pluralidad, añado yo— que no se meta en política.
PODEMOS representa a una mayoría social que está llamada a gobernar
España. Pedirnos que no seamos diversos y complejos es como pedirle
peras al olmo.Y, con la complejidad, la tentación de poner etiquetas.
Que si trotskista, estalinista, quincemayista, reformista, arribista, pablista o populista.Que si del grupo promotor, del "núcleo duro", de Democracia Real Ya, de Izquierda Anticapitalista o independiente. Que si del equipo "de Iglesias" o "de Echenique". Y ya está. Ya no hace falta pensar. Ya sé por dónde respiras y de qué pie cojeas. Ya sé si eres "de los míos" o "de los otros".Os propongo una cosa, a ver qué os parece. En lo que queda de debate, y de ahora en adelante, usemos sólo una etiqueta, "compañeros", y hablemos de un solo equipo, PODEMOS, el equipo de la gente.
Que si trotskista, estalinista, quincemayista, reformista, arribista, pablista o populista.Que si del grupo promotor, del "núcleo duro", de Democracia Real Ya, de Izquierda Anticapitalista o independiente. Que si del equipo "de Iglesias" o "de Echenique". Y ya está. Ya no hace falta pensar. Ya sé por dónde respiras y de qué pie cojeas. Ya sé si eres "de los míos" o "de los otros".Os propongo una cosa, a ver qué os parece. En lo que queda de debate, y de ahora en adelante, usemos sólo una etiqueta, "compañeros", y hablemos de un solo equipo, PODEMOS, el equipo de la gente.
Que hablar de propuestas, de ideas y de argumentos es bastante más sano
e infinitamente más productivo. Además, las etiquetas se despegan con
la lluvia y quedan debajo las personas, que son mucho más interesantes.
DdA, XI/2823
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