Félix Población
La del 15 de mayo de 2011 fue una jornada histórica en España, que algunos
medios apegados al régimen del 78 quisieron vender como mero espectáculo, pues
al fin y al cabo era una incidencia que vendía periódicos. Quienes estuvimos en
la multitudinaria manifestación de Madrid y llevamos andados unos cuantos
kilómetros en las calles antes y después del fallecimiento del dictador,
tuvimos la sensación entonces de que el espectáculo iba a generar algo más que
titulares, aquende y allende nuestras fronteras.
Se reclamaba una democracia real porque la vigente no nos representaba –al hacernos
mercancía en manos de políticos y banqueros- y porque los duros ajustes
económicos impuestos por la dictadura del mercado estaban colmando la paciencia
de la ciudadanía, harta además de los casos de corrupción que salpicaban y siguen salpicando a la
clase política.
Ahora, tres años después, y luego de que el juez Silva fuera inhabilitado
por investigar uno de esos casos de corrupción (el del expresidente de Caja
Madrid Blesa de la Parra), casi al
tiempo que se conocía el escándalo de las tarjetas negras de los consejeros de la
misma institución financiera rescatada con el dinero de todos nostros, la Fiscalía reclama para 14 jóvenes detenidos al término de
la manifestación del 15-M ¡74 años de cárcel! Se les acusa de una presunta
participación en una serie de disturbios que tuvieron lugar aquella noche, una
vez finalizada la pacífica convocatoria.
Tanto para los abogados defensores como para las plataformas convocantes,
esas penas son desmesuradas y persiguen represaliar de la forma más dura
posible el arranque de un movimiento social que, a partir de esa fecha,
protagonizó las protestas más concurridas desde los inicios de la Transición y
que comportaron, asimismo, el nacimiento del activismo político de las más
jóvenes generaciones, duramente afectadas por el desempleo y la falta de
expectativas profesionales. No se debe olvidar, igualmente, que Podemos, el
nuevo partido político que amenaza seriamente al bipartidismo enfermo desde su
espectacular irrupción hace unos meses, se gestó a raíz del 15-M.
Desórdenes y atentados contra la autoridad, algunos con agravantes precedidos
de las palabras "lanzamiento" o "botella", son los
presuntos delitos que la Fiscalía imputa a los encausados, según las
diligencias previas a las que ha tenido acceso Público. Es el caso de
A. S. M., en aquel momento estudiante de Filosofía, para el que hoy se piden ¡seis años de prisión!:
uno y medio por desórdenes y cuatro y medio por atentado agravado contra la
autoridad, según Ignacio Martín, su abogado defensor.
Hoy mismo hemos sabido que la Fiscalía de Madrid ha presentado su escrito de
acusación en el caso Madrid Arena, escrito en el que solicita penas de entre tres y
cuatro años de cárcel para catorce de los procesados, entre ellos para el
organizador de la fiesta, Miguel Ángel Flores. Si se tiene en cuenta que
sobre esos individuos y sobre quienes desde instancias políticas permitieron que el evento se celebrase con el aforo sobrepasado pesa la muerte de cinco jóvenes ciudadanas,
sobra todo tipo comentario acerca de la desequilibrada vara de medir de la justicia, como no sea el de no creer una vez más en sus criterios.
“El poder judicial se ha querido poner, y con harta frecuencia se ha puesto,
al servicio del poder gubernamental y, dada la subordinación del poder político
respecto al poder económico, cabe concluir que la justicia ha acabado sirviendo
al interés de los más fuertes, en vez de contribuir a limitar sus poderes”.
(José Manuel Roca, “La oxidada transición”).
DdA, XI/2814
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