La operación israelí Margen Protector
se ha cobrado la vida de 1.980 palestinos en la Franja de Gaza, 459 de
ellos son menores. De los más de 10.000 palestinos heridos 3.000 son
niños, 87 necesitan ser trasladados a hospitales fuera de la Franja de
Gaza urgentemente. Maha, Mohammed, y los hermanos Mohammed y Omar son
algunos de ellos.
Maha: tetrapléjica tras sobrevivir a un bombardeo
Se oyen sirenas de ambulancias. El bombardeo israelí ha dejado bajo los
escombros de la casa a una familia completa. De repente, los equipos de
rescate gritan "¡Aquí hay una niña! ¡Hay una niña viva! ¿Cómo te llamas?
¿Cuál es tu nombre?"... "Maha Sheikh Khalil", responde la pequeña
asustada.
Maha,
de 7 años, es uno de los tres mil menores palestinos que han quedado
heridos tras la agresión israelí que dura ya más de un mes. En el
hospital Shifa, en la ciudad de Gaza, sigue esperando su traslado
"urgente" a una clínica de Turquía. Sus delgadas piernas y brazos toman
una postura muy poco natural para una niña de su edad que está tumbada
en una cama. Al minuto uno comprende que la niña está paralizada de
cuello abajo. La tetraplejia no le impide seguir los dibujos animados
que le ponen sus familiares en un viejo ordenador portátil. Ella sonríe
al ver escenas divertidas, mostrando sus dientes rotos por la explosión,
mientras su tía Sana le refresca la frente con un paño húmedo, lleva
más de dos semanas con fiebre.
"En el bombardeo de su
casa en Shiyaeia murieron ocho personas, entre ellas la madre y dos
hermanas de Maha", explica su tía Sana: "Llevamos 27 días en el hospital
esperando su traslado fuera de la Franja. Hay gente que ya ha salido y
nosotros todavía estamos aquí esperando".
Maha
necesita ser operada en un hospital especializado, en Gaza no hay ni el
material ni las máquinas ni los especialistas requeridos para su caso.
El doctor Yehia Khader, director del departamento de Referencias y
Traslados, explica que los enfermos más urgentes ya salieron hacia
Egipto, pero que el resto suelen salir vía el paso Beit Hanun-Erez bajo
control israelí y conseguir una coordinación de seguridad toma mucho
tiempo.
"En la Franja teníamos 140 niños heridos que
necesitaban ser trasladados. 53 han sido ya trasladados, pero en los
hospitales todavía hay 30 casos que están esperando salir. El resto
están en casas esperando ser también trasladados", aclara el doctor
Khader.
Desde la segunda semana de operación militar
israelí sobre la Franja, la falta el espacio en los hospitales, públicos
o privados, ha sido el gran problema. Desde los hospitales se intentaba
hacer todo lo posible por enviar a los heridos estabilizados a sus
casas, dejando lugar libre para los nuevos heridos que iban llegado,
cientos diariamente. Todo esto unido, claro está, a una escasez aguda de
material desechable que ya venía amenazando meses antes del estallido
de la guerra.
"En ciertos periodos había decisiones
de trasladar a los heridos porque no había lugar en los hospitales. No
había camas libres, ni en el sector público ni en el privado. Ahora
pedimos traslados según la necesidad", continúa el doctor Khader: "Los
más urgentes a Egipto, porque está más cerca y la administración es
menos complicada. Para Jordania, Cisjordania o Turquía necesitamos
coordinación con los israelíes y eso toma su tiempo. En general estos
países no acogen muchos casos. Jordania cada diez días coge solo seis
casos. Las puertas no están del todo abiertas. Entre Erez (Israel) y
Cisjordania solo hay cinco ambulancias que hacen la ruta. Por eso, cada
día, pocos enfermos pueden llegar. A Egipto el máximo diario son 20".
Los casos más urgentes para ser trasladados fuera de la Franja son los
niños, sobre todo aquellos que necesitan ser tratados en centros
subespecializados en amputaciones u ortopedia: "Algunos palestinos,
niños y adultos, han sufrido bombardeos con explosivos DIME, explosivos
de metal inerte denso". El metal DIME no deja otra opción más que la
amputación.
Mohammed: la lucha por mantener la vista
Mohammed Badran usa un bolígrafo y un cuaderno para comunicarse. No
puede hablar, ni puede ver en estos momentos con ninguno de sus ojos. En
un bombardeo sobre su casa perdió el ojo derecho y la sangre coagulada
ha formado una dura capa de costra. El ojo izquierdo es el único que
podría salvarse, si se le practica la operación pertinente lo antes
posible.
De repente, Mohammed rompe a toser
fuertemente. Su estado es crítico y la madre se echa a llorar. "No hay
nadie que pueda acompañar a Mohammed, a mí los israelíes me han denegado
la coordinación para salir con él. ¿Quién mejor que su madre para
acompañarlo? Mi marido murió en un bombardeo", dice la madre. "¿Tú crees
que un caso duro como este puede esperar en un hospital con estas
condiciones?", decía la madre de Mohammed el pasado 12 de agosto. La
madre estaba agotada, tenía que atender a varios hijos heridos
internados en el mismo hospital, pero Mohammed requería mucha más
atención.
"El tercer día del Eid hubo un bombardeo
contra su casa en Nuseirat, el centro de la Franja de Gaza", relata una
enfermera: "Este aparato es para respirar, le han tenido que hacer una
traqueotomía para que pueda respirar. Le han quitado los tejidos
nasales. Ha perdido el ojo derecho, salió con la explosión, y el segundo
tiene metrallas. Mohammed tiene metrallas en el estómago, en los
pulmones y en los intestinos, además de los ojos. Tiene una hemorragia
en el ojo que queda, y la retina está cortada, necesita urgentemente una
operación".
Ese mismo día 12 de agosto, la tía de Mohammed consiguió pasar la celosa prueba de seguridad israelí y salió ipso facto
con el niño a un hospital de Jordania. A los dos días le operaron. "El
embajador español y un médico fueron a ver cómo estaba Mohammed y vieron
que era necesario practicarle una primera operación en Amán. Si después
de 14 días necesita más intervenciones médicas será trasladado a una
buena clínica en Barcelona", cuenta por teléfono Kamal, tío de Mohammed.
Como todas las familias la familia Badran no tiene dinero ni para
hacerse cargo de los billetes de avión ni para pagar una clínica o un
hospital privados. "En Barcelona, una clínica ya nos ha dicho que los
gastos de la operación de Mohammed no los tenemos que pagar", dice el
tío: "Hubo varias personas, españoles, que desde Gaza nos estuvieron
ayudando para sacar de aquí a Mohammed". Ahora el miedo de la familia es
volver a pasar por los angustiosos días de espera y burocracia hasta
poder llegar a Barcelona, sabiendo que la lucha por mantener la vista
del único ojo de Mohammed es una lucha a contrarreloj.
Mohammed y Omar: las peligrosas y minúsculas huellas de un ataque
Las entrañas de los hermanos Mohammed, de año y medio, y Omar, de tres
años, están llenas de minúsculos trozos de metralla que tienen que ser
sacados cuanto antes. En el hospital Shifa, los niños están siendo
acompañados por una tía, ya que su madre murió en el bombardeo y su
padre quedó gravemente herido y está en un hospital egipcio. Los niños,
sin embargo, lloran y piden estar con sus padres a los que no ven desde
hace más de quince días.
"En el ataque a la casa
sobrevivieron tres niños, dos son Mohammed y Omar, que todavía están en
el hospital", explica un enfermero: "Los mantenemos aquí porque sus
abdómenes están llenos de metralla, pero aquí no podemos operarles
porque son trozos microscópicos situados en el intestino y el bazo y no
hay material suficiente. El protocolo es guardar ese material para
salvar vidas no para post-tratamiento, ya que la guerra no parece haber
terminado todavía".
Mohammed, el más pequeño, pasa su
mano sobre su vientre cubierto de vendajes médicos. Su tía se acerca
para apartarle la mano delicadamente y le acerca un muñeco. "A pesar de
que nos prometieron que los llevarían a un hospital turco, todavía no
nos han dicho cuándo podremos salir de la Franja de Gaza", explica la
tía: "Llevamos aquí 13 días. No entendemos por qué no salen los niños,
ni siquiera sabemos por qué frontera los vamos a sacar".
ElDiario.es DdA, XI/2.771
1 comentario:
¿ISRAEL? Maldito sea tu nombre.
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