sábado, 21 de junio de 2014

TENEMOS UN PAÍS LLAVE EN MANO Y ENCIMA NOS QUEJAMOS, DESAGRADECIDOS

 
Jaime Poncela

Cuando uno mira un rato lo que lleva en su interior tiene dudas razonables sobre casi todo lo que ha hecho y lo que es, y sobre cómo ha llegado a este punto de su vida. Uno no sabe si se ha hecho a sí mismo o si lo que ha llegado a ser en realidad es solo un desecho de lo que las circunstancias han dejado tras triturar sus días. No sé si soy básicamente honrado porque tengo unos sólidos principios o porque, sencillamente, no he tenido valor u oportunidades para ser un timador o un ladrón, un Bárcenas, un golfo. De la misma forma hay que gente que sigue casada porque tiene pánico a quedarse sola o aborrece tener que tramitar una separación de bienes. Hay solitarios que viven rodeados de gente, abstemios vocacionales que acabaron alcoholizados, analfabetos que son sabios y académicos cerriles como pollinos. No sé si soy más de los Beatles porque apenas escuché a los Rolling , si  lo que me ha llevado a ser de letras es mi incapacidad para entender lo que es un logaritmo y no mi amor por la poesía de Virgilio. No sé si lo que soy ahora es mejor que lo pude haber sido, o viceversa. Puede que Beethoven no hubiese alcanzado la genialidad musical en caso de no ser sordo. ¿Sería Nadal número uno del tenis mundial de no haber sido obligado a jugar con la mano izquierda siendo diestro? Pienso todo esto al final de esta agotadora semana llena de hitos históricos en la que el mensaje repetido hasta la saciedad viene a ser que  España es lo que es porque no tiene más remedio y el que piense que eso se puede modificar ya puede ir haciendo las maletas. A partir de esta filosofía básica del fatalismo histórico positivo que tanto gusta a tertulianos, editorialistas, expertos en casas reales y otras monsergas, los titulares de la coronación del nuevo rey podrían haber sido mucho más directos. Un “esto es lo que hay” o un “no pudo ser” (válido también para el asunto del fútbol) habrían servido de perfecto resumen para ilustrar las fotos de los eventos sucesorios y esculpir sobre mármol el pensamiento único de quienes han decidido que en este país sólo se puede pensar de una forma,  que la historia no la hacemos, nos viene “dada” y que tenemos que estar agradecidos por ello (al Rey, a Suárez, etc.) ya que siempre seremos menores de edad,  nunca llegaremos a nada sin que nos pastoreen, que al tenis se juega con la derecha, que los sordos no tocan el piano y que maricón el último. No hacemos España, nos la hacen y no hay otra posible, así que a dar las gracias, un pis y a la cama. Qué suerte, tenemos un país llave en mano y encima nos quejamos. Desagradecidos.


                                Artículos de Saldo/  DdA, XI/2.734                              

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