miércoles, 18 de junio de 2014

SEIS RAZONES PARA LA AUSENCIA DEL REY EN LA PROCLAMACIÓN DE SU HIJO

Jaime Poncela

El Rey no estará en la coronación de su sucesor, algo que escandaliza a sus fans y anima mucho las tertulias ladradoras en estos días de tan intensas emociones. Hay que teorizar un poco al respecto. Primera explicación. Si el Rey, como casi todos los padres con sus hijos respectivos, se ha perdido todos los partidos de fútbol jugados en su vida escolar por el Príncipe de Asturias, tampoco es de extrañar que se pierda su coronación, mucho más larga, aburrida y previsible que un partido de ascenso a la liga infantil. Otra explicación, la segunda, de esta sonada ausencia es que tal vez don Juan Carlos haya seguido el consejo de Groucho Marx y renuncie por fin a pertenecer a un club que le admita a él como socio y en el que, además, es obligatorio matar elefantes y pasear del bracete con jeques árabes que tienen mejores coches, mejores yates y más señoras a su disposición. Tercera explicación. El rey se escaquea, se baja en marcha del trono dejando la corona en doble fila siguiendo el ejemplo de Esperanza Aguirre y Gallardón junior. Juan Carlos se está dando a la fuga después de que su monarquía haya colisionado contra la realidad en algún punto de la Historia reciente de España. Que el chaval aguante a los guardias y se haga cargo del papeleo que, al fin y al cabo, lleva ya demasiados años de copiloto como para no saber manejar la carroza. Cuarta explicación. Puede también que a Juan Carlos I no le guste que la próxima reina sea de clase media, divorciada, con una familia algo ordinaria, las tetas operadas y mal carácter, tan lejos de la invisibilidad discreta y abnegada de su augusta esposa griega. Quinta. Juan Carlos I se queda en casa porque tal vez piense que si no es él quien ocupa el trono más vale que todos seamos republicanos. Y sexta explicación. El Rey no se fía de que haya borbonismo después del juanrcarlismo y hasta tal vez fantasee con la idea de haber casado a su hija Elena con Juan Carlos Monedero y a Cristina con Pablo Iglesias, funcionarios y pobres, algo feos para lo que se busca en el pedigrí monárquico, pero honrados. Tache usted la explicación que no proceda.

                                    Artículos de Saldo  DdA, XI/2.731                                  

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