Desde que la selección española de fútbol obtuvo en Austria su primera eurocopa, llovieron sobre sus componentes los más encendidos y rendidos elogios, todos merecidos, pero también una serie de compromisos comerciales -llamémoslos así- que les hicieron rodar por los platós de la propaganda. Como a ese trofeo siguieron los de la copa del mundo y una nueva eurocopa, lo que en principio fue lluvia esporádica se convirtió en un auténtico diluvio de spots publicitarios, del que creo no se libró ni el cocinero de La Roja.
Si a esto se suma el desplazamiento a Brasil de un equipo de periodistas de la única cadena de televisión privada que monopolizó las transmisiones y que, en lugar de informar o comentar las incidencias propias del deporte, se han dedicado a ejercer de agentes comerciales con un forofismo bochornoso impuesto por esos mismos intereses, me parece oportuno relacionar al menos en parte los compromisos de la propaganda masiva con el fracaso de la selección española en este Mundial.
Lo malo es que, además de fracasar, se hizo el ridículo, y si lo primero forma parte de la posibilidades que se dan en el ejercicio de cualquier deporte, lo segundo sólo ocurre cuando factores exógenos a los propios deportistas y a su reconocidas aptitues han influido en su rendimiento. Tanto el entrenador del equipo como todos y cada uno de sus futbolistas han pasado en solo dos jornadas de la gloria a priori que les daba como favoritos a la nada más vergonzosa, pues tanto frente a Holanda como frente a Chile La Roja fue una sombra de sí misma.
Si se tiene en cuenta que la Federación Española de Fútbol había dispuesto las mayores primas de este Mundial para los jugadores de la selección si lo ganaban (720.000 euros por cabeza), por encima de la todopoderosa Alemania, mal parece que se inicia el reinado de Felipe VI, con la eliminación y el deplorable espectáculo dado por La Roja.
El reinado de Felipe VI es el de un país con casi seis millones de ciudadanos en paro, más de la mitad de la población juvenil sin trabajo y un 25 por ciento de los niños con malnutrición agudizada, donde un grupo de deportistas supermimados por el sistema es incapaz de luchar dignamente por esos insultantes 720.000 euros por barba, acaso porque les pesa demasiado tanto mimo y tanto unte comercial en las botas. El imperio corruptor del dinero también puede matar al fútbol, como lo está haciendo con la política.
PS.- Una campaña en la que se pedía a los jugadores de La Roja que donaran parte de su prima a los comedores escolares, se ha saldado con casi 210.000 firmas en menos de 15 días. ¿No habría que pedírselo ahora a la Real Federación Española de Fútbol?
El reinado de Felipe VI es el de un país con casi seis millones de ciudadanos en paro, más de la mitad de la población juvenil sin trabajo y un 25 por ciento de los niños con malnutrición agudizada, donde un grupo de deportistas supermimados por el sistema es incapaz de luchar dignamente por esos insultantes 720.000 euros por barba, acaso porque les pesa demasiado tanto mimo y tanto unte comercial en las botas. El imperio corruptor del dinero también puede matar al fútbol, como lo está haciendo con la política.
PS.- Una campaña en la que se pedía a los jugadores de La Roja que donaran parte de su prima a los comedores escolares, se ha saldado con casi 210.000 firmas en menos de 15 días. ¿No habría que pedírselo ahora a la Real Federación Española de Fútbol?
Puntos de Página
+La frase: "Ahora que ya no queda circo, nos daremos cuenta de que tampoco había pan". Jesús Moreno
+ El monarca y el presidente del Gobierno ironizaron sobre la posibilidad de comprar el encuentro de la selección española. "Ya tenemos arreglado el partidode mañana", dijo Rajoy. "¿Y cuánto nos ha costado?", replicó el rey.
+ El monarca y el presidente del Gobierno ironizaron sobre la posibilidad de comprar el encuentro de la selección española. "Ya tenemos arreglado el partidode mañana", dijo Rajoy. "¿Y cuánto nos ha costado?", replicó el rey.
DdA, XI/2.732
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