jueves, 19 de junio de 2014

EL HIMNO REPUBLICANO DE MARCIAL RODRÍGUEZ SUENA EN LAS GAITAS ASTURES*


Félix Población

Me parece idóneo para el día de la fecha, marcada por la proclamación oficial del rey Felipe VI con la insólita ausencia en vida de su predecesor, rendir mi personal homenaje a un olvidado músico del exilio republicano, a fin de evocar con los lectores de este diario los acordes del Himno de Riego que hoy ha proscrito la señora Cifuentes en las calles de Madrid, cual si la nuestra fuera una monarquía absolutista. 

A través del Círculo Podemos de Avilés, me llega la interpretación de la Banda de Gaitas de la Casa de Asturias en México. En los colegios de exiliados de ese país era la que se cantaba mientras en España entonábamos el Cara al Sol. La letra fue compuesta en su día por el profesor Marcial Rodríguez González, natural de Peñarroya (Córdoba), que fue director de la Orquesta Universitaria de Estudiantes y presidente de la Federación Universitaria de Estudiantes durante la segunda República. Dice así:

Hoy España de nuevo resurge. / Es tan alto y tan grande su honor/ que en el hombre es un timbre de gloria/ nacer y sentirse español. (Bis). Libertad de este pueblo/ que abre de nuevo/ rumbos de vida, / vida mejor;/ que da por ley el trabajo/ la Igualdad, la Justicia y Amor. / ¡Honor, honor a España! ¡Viva la Libertad!/ Camino del progreso, ¡avancemos con aire triunfal! (Bis). No es la tierra cubierta de sangre/ la que llama esta patria ideal, / que la llama el trabajo fecundo, / manantial de justicia y de paz. / Nuestras armas serán el martillo, /la escuadra, el tren y el compás. / Nuestro campo de lucha es la escuela, /el taller, la campiña y el mar. / ¡Honor, honor a España! /¡Viva la Libertad!/ Camino del progreso, / ¡avancemos con aire triunfal! (Bis).

El Conservatorio Superior de Música de México recibió este año el archivo digital del compositor exiliado español, de manos de su nieta, Gloria Álvarez Rodríguez. El contenido del mismo consiste, básicamente, en la producción musical del maestro, registro de las obras musicales grabadas, epistolario del profesor Marcial Rodríguez y otros documentos de interés histórico relacionados con su vida pública. El acto de entrega fue presidido por la delegada provincial de Educación, Cultura y Deporte, que agradeció  el gesto de la familia del compositor: “Nunca -dijo de él la delegada- olvidó sus señas de identidad, ya que llevó allí donde estuvo el recuerdo de su patria y una música que contaba con unas inequívocas resonancias andaluzas y españolas”. 

Marcial Rodríguez se afilió al Partido Republicano que encabezaba Manuel Azaña y muy pronto fue nombrado secretario general del consejo provincial de su partido en la provincia de Málaga, donde residió. Ocupó diversos cargos públicos, entre ellos el de gobernador civil interino de Málaga, ciudad de la que hubo de irse tras el estallido de la Guerra Civil, no sin antes despedirse de los ciudadanos con una conmovedora carta que figurará sin duda entre el material más preciado de ese archivo que ha quedado lejos de España.

Finalizado el conflicto, Marcial Rodríguez vivió el exilio junto a toda su familia en México -país al que llegaron en total 25.000 republicanos españoles-, donde desarrolló una prestigiosa carrera profesional y artística. Con sus tres hijas, Gloria, Alicia y Azucena, hizo repetidas giras por Estados Unidos dando a conocer el folklore musical de su país, algo que de modo mucho más intenso realizó en México a lo largo de toda su vida. Bien se puede decir, como se escribió  en su obituario, que dejó sembrada allí la tradición musical española hasta su fallecimiento en 1971.
 
Es de lamentar que la memoria de otro exiliado más -¡cuántos!- no sea acogida allí donde nació y vivió con la esperanza de un país tal como el que se expresa en esa letra. Esa expectativa se frustró de modo atroz por culpa de una crudelísima guerra, seguida de una no menos cruel dictadura. Gracias a México, en todo caso, por su reconocido respeto y acogimiento a otra página olvidada más de nuestra descuajada cultura republicana, rota por la barbarie.

*Artículo publicado hoy también en Astures. info



                                      DdA, XI/2.732                                   

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