Félix
Población
Me parece idóneo para el día de la fecha, marcada por la
proclamación oficial del rey Felipe VI con la insólita ausencia en vida de su
predecesor, rendir mi personal homenaje a un olvidado músico del exilio
republicano, a fin de evocar con los lectores de este diario los acordes del
Himno de Riego que hoy ha proscrito la señora Cifuentes en las calles de
Madrid, cual si la nuestra fuera una monarquía absolutista.
A través del Círculo Podemos de Avilés, me llega la
interpretación de la Banda de Gaitas de la Casa de Asturias en México. En los
colegios de exiliados de ese país era la que se cantaba
mientras en España entonábamos el Cara al Sol. La letra fue compuesta en su día
por el profesor Marcial Rodríguez González, natural de Peñarroya (Córdoba), que
fue director de la Orquesta Universitaria de Estudiantes y presidente de la
Federación Universitaria de Estudiantes durante la segunda República. Dice así:
Hoy España de nuevo
resurge. / Es tan alto y tan grande
su honor/ que en el hombre es un
timbre de gloria/ nacer y sentirse
español. (Bis). Libertad
de este pueblo/ que abre de nuevo/ rumbos de vida, / vida mejor;/ que da por ley el trabajo/ la
Igualdad, la Justicia y Amor. / ¡Honor, honor a España! ¡Viva la Libertad!/ Camino del
progreso, ¡avancemos con aire
triunfal! (Bis). No es la tierra cubierta de sangre/ la que llama esta patria
ideal, / que la llama el trabajo
fecundo, / manantial de justicia y
de paz. / Nuestras armas serán el
martillo, /la escuadra, el tren y
el compás. / Nuestro campo de lucha
es la escuela, /el taller, la campiña y
el mar. / ¡Honor, honor a España! /¡Viva
la Libertad!/ Camino del progreso, / ¡avancemos
con aire triunfal! (Bis).
El Conservatorio Superior de Música de México
recibió este año el archivo digital del compositor exiliado español, de manos
de su nieta, Gloria Álvarez Rodríguez. El contenido del mismo consiste,
básicamente, en la producción musical del maestro, registro de las obras
musicales grabadas, epistolario del profesor Marcial Rodríguez y otros
documentos de interés histórico relacionados con su vida pública. El acto de entrega fue presidido por la delegada provincial de
Educación, Cultura y Deporte, que agradeció el gesto de la familia del
compositor: “Nunca -dijo de él la delegada- olvidó sus señas de identidad, ya
que llevó allí donde estuvo el recuerdo de su patria y una música que contaba
con unas inequívocas resonancias andaluzas y españolas”.
Marcial Rodríguez se afilió al Partido
Republicano que encabezaba Manuel Azaña y muy pronto fue nombrado secretario
general del consejo provincial de su partido en la provincia de Málaga, donde
residió. Ocupó diversos cargos públicos, entre ellos el de gobernador civil
interino de Málaga, ciudad de la que hubo de irse tras el estallido de la
Guerra Civil, no sin antes despedirse de los ciudadanos con una conmovedora
carta que figurará sin duda entre el material más preciado de ese archivo que
ha quedado lejos de España.
Finalizado
el conflicto, Marcial Rodríguez vivió
el exilio junto a toda su familia en México -país al que llegaron en
total 25.000 republicanos españoles-, donde desarrolló una
prestigiosa
carrera profesional y artística. Con sus tres hijas, Gloria, Alicia y
Azucena,
hizo repetidas giras por Estados Unidos dando a conocer el folklore
musical de
su país, algo que de modo mucho más intenso realizó en México a lo largo
de
toda su vida. Bien se puede decir, como se escribió en su obituario, que dejó sembrada allí la
tradición musical española hasta su fallecimiento en 1971.
Es de lamentar que la memoria de otro exiliado más -¡cuántos!- no sea acogida allí donde nació y vivió con la esperanza de un país tal como el que se expresa en esa letra. Esa expectativa se frustró de modo atroz por culpa de una crudelísima guerra, seguida de una no menos cruel dictadura. Gracias a México, en todo caso, por su reconocido respeto y acogimiento a otra página olvidada más de nuestra descuajada cultura republicana, rota por la barbarie.
*Artículo publicado hoy también en Astures. info
DdA, XI/2.732
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