La verdad es que el planteamiento
es el propio de un partido viejo y sin ideas que no ha sabido digerir, más que
por la tremenda, la eclosión de Podemos en las pasadas elecciones europeas. (A
destacar que, según la última encuesta, Podemos sería en España ahora mismo latercera fuerza política). La estrategia del Partido Popular para frenar al
nuevo partido consistiría, según fuentes próxima a La Moncloa, en la suma
simpleza de dejar a Iglesias sin sus frecuentes participaciones en los canales
de televisión, sobre todo en Mediaset, que le depara desde hace semanas una importante continuidad presencial.
Son especialmente significativas la frecuentes
intervenciones del líder de Podemos en Las mañanas de Cuatro, hasta el punto de
que Paolo Vasile ha llegado a decir, con la frivolidad propia de quienes como
empresarios solo reparan en los índices de audiencia, que Iglesias es su nueva
Belén Esteban. También en Atresmedia se le dispensa a Pablo Iglesias su
habitual colaboración en La sexta noche, si bien recientemente ha dejado de
intervenir en el programa de debate de García Ferreras, coincidente en franja
horaria con Las mañanas de Cuatro.
Al parecer, ni Juan Carlos Monedero ni Íñigo
Errejón, que asimismo participan en ocasiones en los debates televisivos en
nombre de Podemos, preocupan al Partido Popular, quizá por considerar a éstos
con menor tirón mediático que Iglesias. En círculos próximos a Mariano Rajoy y
a su vicepresidenta Soraya se especula con la posibilidad de incluir publicidad
en TVE, tal como ya esbozó el ministro Montoro con la idea de modificar
la ley de financiación de RTVE. Con el retorno de la propaganda a la televisión
pública, se resentiría notablemente la publicidad en las televisiones privadas,
hasta el punto quizá de situar las cuentas de sus resultados en números rojos.
En
ese sentido entra dentro de lo probable que desde Presidencia del Gobierno se
entablara un diálogo con las directivas de los dos operadores de televisión
citados, basado en la amenaza de que la publicidad en TVE es necesaria para el Gobierno en una época en que los recortes en Sanidad y Educación son insuficientes. ¿Se avendrían en este caso las televisiones privadas a
privarse de Pablo Iglesias tal como le sugeriría el Gobierno a cambio de no incluir publicidad en la televisión pública?
Puede que sí,
pero lo que no es capaz de asumir el Partido Popular es que Podemos ya ha
rebasado el fenómeno mediático y crece y crece por su cuenta. Tan viejos son los principios de los dirigentes conservadores y tan corta es su visión de futuro que creen factible amordazar a Pablo Iglesias a cambio de propaganda comercial. Solo conseguiría lo contrario: dar más voz a su silencio audiovisual.
DdA, XI/2.722
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