Antonio Aramayona
La presidenta de Aragón, L. F. Rudi,
anuncia más recortes («un ajuste presupuestario a la altura de lo que se
necesita») para hacer frente al déficit, pero «sin suprimir el
compromiso social». En otras palabras, más eufemismos y medias verdades
para dar otra ración de lo mismo: recortes. Como una cosa es «suprimir» y
otra «sustraer», la señora Rudi no suprimirá el «compromiso social»
(¿cuál?), sino que sustraerá lo que haga falta de donde siempre ha
sustraído: lo social (sanidad, educación, prestaciones sociales varias).
No otra cosa es lo que hasta ahora han hecho las consejerías de su
Gobierno, principalmente las regidas por el señor Oliván y la señora
Serrat.
La presidenta Rudi no esconde su enfado por las cuentas sobre el
déficit aragonés que ha publicado el ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro. Sin embargo, le hemos oído
pocas quejas por las cifras de desempleo, la disminución de ayudas a
desempleados, el abandono real y efectivo de las personas dependientes,
la supresión de aulas, la imposibilidad de enseñar en un aula atestada
de alumnos de todo tipo y condición, la escasez de profesorado, la
creciente precariedad y explotación de ese bodrio laboral denominado
«creación de empleo», las listas de espera en los hospitales públicos,
etc. existentes en Aragón. Los dedos de Montoro y Rudi señalan el mismo
sol para con los mismos macrodiscursos cegar los ojos de una ciudadanía
cada vez más empobrecida y más privada de los derechos y libertades
fundamentales recogidos en la Constitución Española de 1978 y el
Estatuto de Aragón de abril de 2007. Y si, de hecho, dan la espalda a
estos derechos y libertades, ¿para qué gobiernan entonces?
La ciudad de Zaragoza, a su vez, observa el conflicto simultáneo de
dos colectivos de trabajadores pertenecientes a sendos servicios
municipales: el transporte público y el área de parques y jardines. Se
pongan como se pongan los gobernantes municipales socialistas, los
grupos que los apoyan (IU y CHA) y el grupo opositor del PP, se trata de
servicios municipales (repito, municipales), de los que posteriormente
se encarga una empresa privada (en este caso, Urbanos de Zaragoza y
FCC). Una concesión municipal no significa que a partir de la fecha de
hacerla efectiva deje de ser municipal o el ayuntamiento pierda su
responsabilidad con la ciudadanía a la que está destinada ese servicio y
con el personal laboral perteneciente a la empresa. Por mucho que los
munícipes se disfracen de Tartufos, una empresa privada asume un
servicio público ±en este caso, municipal±, por los mismos motivos y
objetivos que cualquier otra empresa privada: obtener cuantos más
beneficios, mejor.
Tengo entendido que el personal laboral de TUZSA ofreció al
ayuntamiento en pleno conflicto laboral la posibilidad de constituirse
en empresa pública en régimen cooperativo, cuyos servicios y estructuras
estarían al servicio sin intermediarios de la ciudadanía y cuyos
beneficios revertirían también sin intermediarios en creación de empleo y
mejora de los servicios de trasporte urbano. Dicha oferta fue desoída
por los grupos municipales, unos por defender a ultranza la bondad de lo
privado frente a lo público, otros por ahuyentar cualquier tipo de
problemas que perturbaren su muelle y luenga holganza en sus poltronas
municipales, otros por misteriosas razones que mi mente no llega a
alcanzar. El hecho es que desde entonces son difícilmente creíbles los
discursos sobre lo público provenientes de una supuesta izquierda que
tuvo en sus manos la posibilidad de organizar desde parámetros públicos
una empresa al servicio del pueblo, sin intermediarios que obtengan sus
beneficios recortando plantillas, bajando salarios y endureciendo el
horario y las condiciones laborales.
El ayuntamiento conoce que una empresa perpetrará estas medidas
cuanto sea necesario para garantizar las ganancias y no puede hacerse el
Tancredo ofreciéndose como simple mediador en el conflicto o asegurando
que nada tiene que ver con el mismo. Muy al contrario, se trata de un
servicio municipal y de unos trabajadores municipales. Y si son
flagrantemente abusivos los servicios mínimos decretados para el
personal laboral de los autobuses, parques y jardines de la ciudad de
Zaragoza, el responsable último y directo es el propio ayuntamiento.
Y por si éramos pocos, parió la abuela y el campeón mundial de rally,
Carlos Sainz, ha sido contratado como asesor del ejército español en la
conducción de blindados, y la alimentación e hidratación en ambientes
desérticos, e incluso, dada su experiencia en el Rally Dakar, se pondrá a
los mandos de un carro de combate Leopard 2E (de los 108 alquilados a
Alemania como vehículos de entrenamiento previo a la compra de 308
blindados nuevos como parte del Programa Coraza). Desconozco por qué
desiertos imagina atacar o defenderse el ejército español, pero de
momento Carlos Sainz imparte conferencias en la madrileña base El Goloso
(de indiscutible protagonismo en la intentona de golpe de Estado en el
23-F) para los cuadros de mando, conductores y encargados de
mantenimiento de la unidad. Todo por la Patria (la de la Troika, claro).
DdA, X/2.690
No hay comentarios:
Publicar un comentario