A través de mi estimado compañero y amigo Rafael Jiménez Claudín, editor de Periodistas en Español -una de las webs profesionales más prestigiosas publicadas en nuestro idioma sobre cuestiones relacionadas con el periodismo y la comunicación en general-, le llega a este Lazarillo la noticia de que la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología de la Federación de
Asociaciones de Periodistas de España (Fape) ha admitido a trámite una
iniciativa de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) para
analizar Operación Palace, la ficción sobre el 23F que hizo el periodista Jordi Évole en La Sexta hace algunas semanas.
Según
informó el presidente de la Comisión, Manuel Núñez Encabo, a
Periodistas-es, el expediente se abre porque el programa se ofreció a la
audiencia como un reportaje de investigación y en la AUC advierten un
posible incumplimiento de las normas deontológicas del periodismo.
En la AUC justifican la iniciativa en “interpretaciones contrapuestas
del -ya- fenómeno mediático: hay quien lo considera un engaño y un
abuso de la confianza de los espectadores, y quien lo ve como una
escenificación de la constatación de que un público inteligente debe
mantener siempre una distancia crítica ante los contenidos difundidos
por los medios de comunicación y por los medios sociales”.
La AUC señala una posible vulneración de cinco principios del código sobre la praxis periodística:
- El periodista actuará siempre manteniendo los principios de profesionalidad y ética.
- El primer compromiso ético del periodista es el respeto a la verdad.
- El periodista respetará el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen.
- El compromiso con la búsqueda de la verdad llevará siempre al periodista a informar sólo sobre hechos de los cuales conozca su origen, sin falsificar documentos ni omitir informaciones esenciales, así como a no publicar material informativo falso, engañoso o deformado.
- El periodista establecerá siempre una clara e inequívoca distinción entre los hechos que narra y lo que puedan ser opiniones, interpretaciones o conjeturas, aunque en el ejercicio de su actividad profesional no está obligado a ser neutral.
“El programa ha generado un encendido debate entre partidarios y
detractores de su emisión, trayéndose a colación, entre otras
cuestiones, la frontera que existe o debería existir entre contenidos
informativos y no informativos, o la incardinación entre el derecho
constitucional a la libertad de expresión y el derecho no menos
constitucional de los ciudadanos a recibir información veraz”, añade la
AUC.
DdA, X/2.664
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