lunes, 17 de marzo de 2014

LOS VIGÍAS DE LA IZQUIERDA Y LAS MARCHAS DE LA DIGNIDAD

Félix Población

El pasado sábado por la noche escuché la entrevista con José Sacristán en La Sexta TV. No suelen ser muy agudas las entrevistas del presentador de La Sexta Noche, a pesar de contar con personajes de la enjundia de uno de nuestros más sobresalientes actores. Acomodar las preguntas a las respuestas que puede dar el entrevistado no es lo más recomendable para ir más allá de lo previsible. Hubo muchas cuestiones de este tipo en la interviú. Quizá por eso Sacristán no fue todo lo elocuente que se podría esperar de él. 

Lo que si noté en el actor fue cierta actitud de hartazgo y amargura ante el panorama político vigente, como si le produjera un indisimulado hastío hablar de la corrupción política o de la ineficacia de la izquierda para presentar una alternativa sólida y esperanzadaora ante la dictadura financiera que nos devora y reconconcome. Me habría gustado observar a nuestro actor con una indignación más viva, no con ese estado de decepción que casi parecía impotencia ante la realidad sociopolítica actual en España. Esto, en una personalidad como la suya, tan beligerante contra todo tipo de injusticias o derechos menoscabados, me parece un tanto descorazonador, pero debemos hacernos a la idea de que personalidades de la cultura como él, con 76 años cumplidos, tienen hecho ya su recorrido, aunque su mensaje siga siendo provechoso para todos. 

Deben ser las jóvenes generaciones las llamadas a indignarse con la vehemencia que requiere este tiempo de regresión en que andamos sumidos y que en Sacristán -acaso por edad y desencanto- parece haber quedado reducida a un rictus de amarga perplejidad, mezcla de impotencia y desprecio. "Lo que está ocurriendo no es una crisis, es una revolución al revés, una derrota. Y la están ganando los que la están ganando, los de siempre", dijo el actor. "Los vigías de la izquierda están o dormidos, o borrachos, o comprados o mirando para otro lado. La derecha puede o no ser honrada, pero a la izquierda no le queda más remedio que serlo. Pido a la izquierda una reflexión seria en profundidad, que ahonde, y que rectifique. Me duele pensar dónde diablos está la izquierda de este país", agregó, al tiempo que consideró que "la derecha lo tiene todo; no tiene votantes, tiene feligreses, y puede hacer lo que quiera". 

Lo está haciendo, añado, y de momento nos deja protestar, aunque cada vez sea más limitado el campo de acción para la protesta y las leyes que la regulan. El próximo sábado confluirán en Madrid miles de manifestantes que han salido de diversas ciudades de España para configurar las llamadas Marchas de la Dignidad, sin que los medios de comunicación dominantes den información apenas de esa convocatoria. De seguro que el día 23, también se limitarán a reducir en los posible la entidad de la misma. La democracia discurre por esas voces, pero no hay nadie que las represente. O si lo hay, corre el riesgo de división que una vez más se apunta en la izquierda española ante la próxima cita electoral. Así no Podemos ni hay quien pueda.


DdA, X/2.648

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