Lazarillo
Pocas veces leeremos, procedente de los mentideros periodísticos, una conversación más verosímil que la mantenida por el jefe del Estado con el senador nacionalista vasco Iñaki Ansagasti. Ocurrió a la salida del funeral confesional de Estado que tuvo lugar la pasada semana por las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004. Juan Carlos I saludó al término del mismo a algunos de los políticos asistentes, entre los que se encontraba Anasagasti, caracterizado como es sabido por sus críticas al rey y a la institución que representa. En el momento del saludo, el Borbón hizo de tal reprochándole al senador, medio en serio medio en broma:
- “¿A que no me sueltas a la cara lo que dices por ahí?”.
- “Por supuesto que sí –contestó Anasagasti-. Deme la oportunidad”.
- “Te vienes a mi casa y me lo dices”, replicó entre carcajadas borbónicas el monarca, con manifiesta entonación de censura.
-“No se preocupe. Yo las cosas las digo de frente”, respuso el senador a la vasca.
Ahí quedó todo.
Como recordará el sufrido lector, Anasagasti no solo insinuó que el rey estaba en el ajo del golpe de Estado del 23-F, sino que manifestó en una entrevista en Cuatro TV hace un par de días que Juan Carlos I era un corrupto y debería abdicar como consecuencia del llamado Caso Urdangarín, pues considera que tanto el monarca como su hija la infanta Cristina estaban al tanto de la actividad del Instituto Noos.
No creo que sea ni para reirse, ni para ir de chulo, por borbónico que sean sus genes.
DdA, X/2.648
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