Jaime Richart
Ya se sabe que la política
es una actividad que no se caracteriza precisamente por la veracidad y
la sinceridad de sus oficiantes, sino por todo lo contrario. Todos los
políticos mienten y hacen promesas a la ligera que luego rara vez
cumplen cuando llegan al gobierno. Pero, como en todo, hay grados, y,
como en todo, se producen diferentes repercusiones según la materia en
la que un gobernante miente. Desde luego negar una evidencia con una
mentira imposible de pasar por alto es, además de una mentira que
degrada a quien miente, un ultraje a quienes va dirigido el relato
mentiroso. Y esto es a lo que el gobierno se dedica principalmente. Es
archiconocida la frase del ministro de Hitler, Goebbels, que afirma que
una mentira repetida mil veces acaba convertida en verdad. Pero lo de
este gobierno es, si cabe, más grave todavía. Pues es capaz de negar sin
pestañear las evidencias, tantas veces como le convenga e instalado
metódicamente en la impostura.
Es imposible que haya
existido y existan otros dirigentes en el mundo que hayan mentido y
mientan, que haya incumplido e incumplan, tanto como los del gobierno
español. Si examinamos una por una sus comparecencias y declaraciones
institucionales ante parlamento y medios a lo largo del bienio, lo que a
cualquier ciudadano normal abochornaría y desacreditaría para siempre
en su vida social, los miembros de este gobierno parece lo tienen a
gala. Niegan haber dicho por norma lo que dijeron, niegan haber mentido
y, además, responden ufanos de su cinismo y de su desfachatez sabiendo
que mienten y sabiendo que la ciudadanía sabe que mienten.
El
último episodio que confirma esa universalmente repulsiva jactancia de
este gobierno está relacionado con los videos presentados en la comisión
parlamentaria que investiga la muerte de 15 inmigrantes intentando
entrar en el país por aguas de Ceuta. El gobierno ha presentado todas
las tomas de las cámaras instaladas en el lugar, excepto la de la escena
que el mundo entero ha podido incontables veces por televisión, en la
que guardias civiles -sin duda por órdenes superiores- disparan desde el
espigón pelotas de goma sobre los quince que nadaban hacia la playa
causándoles la muerte por ahogamiento. Con esto está dicho todo acerca
de un gobierno cuyo talante e ideología están produciendo en la sociedad
española unos efectos catastróficos, que sólo tras muchas generaciones y
si el mundo no ha saltado antes por los aires, a duras penas podrán ser
reparados.
No
puede haber otra actitud más ilustrativa del miserable absolutista, del
miserable prepotente y del miserable fascista en el poder
institucional; ni tampoco actitud más decadente de un pueblo que elige a
facinerosos y mentirosos y luego, una vez descubiertos, tampoco sabe
cómo expulsarlos del poder.
DdA, X/2.653
No hay comentarios:
Publicar un comentario