Nos cuentan que la
economía sumergida en España se cifra en 180.000 millones de euros, un
20% del PIB; 180.000 millones que el ministerio no recauda. Normal.
El
Estado español es un instituto cada vez más débil y adelgazado. Este
gobierno no hace más que restarle competencias mediante una
desvergonzada combinación de ideología neoliberal y oportunismo mafioso.
Por eso, ni la ciudadanía ni los ricos sienten el más mínimo respeto
por el Estado. Los ricos falsean sus liquidaciones y sacan el dinero
fuera del país, y el poco que consiguen los pobres es lógico que no lo
pasen por caja. Y como la recaudación de impuestos no puede hacerse a
punta de pistola sin atentar contra los principios democráticos, la
sociedad vive la economía "natural", la que llaman sumergida. Lo cual es
una ventaja, pues gracias a que la gente recurre de nuevo a la chapuza
y a la informalidad, el estallido social todavía espera.
En
cualquier caso, en este país la realidad está sumergida. Los dirigentes
propiamente no lo son: o son títeres de los banqueros y de las
hidroeléctricas o son ordenanzas de los obispos. El partido "popular"
es, precisamente y pese a su reclamo, el menos popular de los partidos. Y
que aquí gobierna el pueblo, es el mayor de los engaños. Está visto:
37 años de dictadura, sin libertades formales, han sido un semillero de
corruptos. Los corruptos han bloqueado la economía normal. Ahora
funciona con la sumergida. Al paso que vamos, pronto volverá el país a
la de trueque.
DdA, X/2.619
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