Félix Población
Confieso que no esperaba que se refrendase de modo tan rotundo, manifiesto y explícito la creciente distancia que media entre el presidente de honor del Partido Popular y el presidente del Gobierno. La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que preside Aznar, acaba de anunciar que su jefe no estará presente en la convención del PP que este fin de semana se celebra en Valladolid para hacer balance de la gestión gubernamental estos dos pasados años y proyectar el bienio que sigue, si llegara a completarse.
Al darse esa ausencia cuando el Partido Popular sufre las primeras disidencias por su derecha, con la deserción de Vidal-Quadras y el nacimiento del nuevo partido VOX -liderado por Ortega Lara-, se podría interpretar que don José María no está dispuesto a que su presencia en la capital castellana pueda aplacar las tensiones que se están dando por el ala más conservadora del PP. Parecería, antes bien, que excusándose con su estancia fuera del país, el señor Aznar pretendiera avivar esas tensiones, aunque eso pudiese sugerir lo que por mí parte considero más que posible, teniendo en cuenta la personalidad ególatra y/0 megalómana del sujeto.
El expresidente del Gobierno está en actualmente en Israel y
continuará su periplo internacional por muy distantes territorios: Londres, Filipinas y Estados
Unidos. Dado que la pasada semana la secretaria general del Partido Popular dio por invitado a don José María, como es obvio por el cargo que desempeña, y que éste no faltó a ninguna de las anteriores convenciones celebradas anteriormente en Málaga y Sevilla, es muy significativa la ausencia del presidente de honor en unos momentos en que el PP sufre su primera partición y no deja de hablarse de nuevas incorporaciones a VOX desde la calle Génova.
Un viaje de las características del que realiza José María Aznar podría haber previsto con antelación sobrada la coincidencia con la convocatoria de Valladolid para estar presente en la misma y no eludirla. Si no lo está es porque el viajero no ha querido de modo voluntario. Y no ha querido, probablemente, porque algo está punto de quebrar en la nave de la gaviota y se requieren patronos salvadores que acudan en su auxilio. Las elecciones europeas podrían ser el indicador que hiciera necesario ese auxilio.
DdA, X/2.607
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