martes, 14 de enero de 2014

PUBLICIDAD EXCESIVA EN LA SER

Félix Población 

Aunque mejorable, como todo en la vida, la etapa de la radio pública durante las dos legislaturas de Rodríguez Zapatero fue una de las mejores por la profesionalidad e independencia crítica que advertimos en la programación de Radio Nacional de España. Eso es algo que no se puede negar, a menos que se mantenga una postura ideológica fanáticamente opositora, capaz de negar la evidencia y desconocer o rechazar los criterios y virtudes profesionales que avalaron esa ejecutoria.

Por desgracia, la llegada al Gobierno de Mariano Rajoy y el hecho de hacerlo por mayoría absoluta, permitió el desembarco en la radio pública de gestores y periodistas marcadamente identificados con las siglas del Partido Popular, que sustituyeron a quienes con tanta eficacia había desarrollado su actividad en los despachos y ante los micrófonos. El resultado, como no podía ser de otro modo, es que muchos radioyentes hayamos quebrado nuestra fidelidad a Radio Nacional de España para prestar oído a la SER, una cadena que siempre tuvo profesionales dignos de aprecio, pero de la que escapábamos por su abundante publicidad.

Pues bien, esa abundante y efusiva publicidad se ha convertido en masiva, excesiva e invasiva, acaso porque se haya incrementado la audiencia con los desertores de RNE y los directivos de la SER consideren que siendo actualmente la mejor y más escuchada radio de España, malo será que quienes la siguen a diario no soporten o se habituen a esa desmesurada ración de propaganda, sobre todo en los programas de mayor prestigio.

Me consta, sin embargo, que como yo hay muchos oyentes que prestarían mayor fidelidad a la SER y, sobre todo, mayores tiempos de escucha, si esa masiva y estresante propaganda no invadiera de modo tan frecuente e insistente los espacios informativos. Escuchar a Iñaki Gabilondo a las nueve de la mañana y percibir acto seguido que, en lugar de unos segundos para el análisis de su artículo, lo que sigue es una señora con firma que vende las rebajas de El Corte Inglés, dejan subsumidas en lo mercantil la excelente voz y valiosa opinión del veterano periodista de la casa, sin respeto para lo que su figura y profesionalidad representan en la historia de la SER.

Pienso que esa empresa mediática debería reconsiderar su excesivo afán de beneficios con la publicidad y reparar en que el fundamento de la misma es la información, la opinión y el entretenimiento, sazonados por supuesto de publicidad -pues como todo negocio ha de ser rentable-, pero no invadidos hasta el extremo que hoy sustenta mi crítica y me hace no seguir con regularidad o durante una prolongada permanencia su programación.

DdA, X/2.594

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