lunes, 13 de enero de 2014

EL PAPA FRANCISCO Y EL INQUISIDOR DE BURGO RANERO

Jesús Calvo, sacerdote falangista que pide la excomunión del Rey. Foto: José María Garrido

Félix Población

Puede que entre los creyentes católicos de buena y mejor voluntad haya quien crea que la llegada a la sede de Pedro del papa Francisco, fomentando de pico una iglesia más próxima y humana, solidaria con los pobres y reacia a las pompas y vanidades, va a suponer algo positivo en el discurrir de su historia, pero me temo que el nombramiento del pontífice argentino solo va a compartar una sesión de maquillaje o una operación de mercadotecnia. 

Porque si el papa Francico fuera el que se anuncia desde el marketing vaticano, le habría faltado tiempo para erradicar de su iglesia, por la vía de urgencia y sin la menor dilación, al cura falangista de la localidad leonesa de Burgo Ranero, un tal Jesús Calvo, que en un medio de comunicación atribuyó el cáncer de Pedro Zerolo a un castigo de la divina providencia, habida cuenta la condición de homosexual del dirigente del Partido Socialista. Tal energúmeno, reencarnación a no dudar de aquellos clérigos que durante siglos defendieron el Tribunal del Santo Oficio -abolido en España al término del reinado de Fernando VII-, se mostró asimismo defensor en otros medios de la pena de muerte para acabar -dijo- con la basura social y reprochó a Cáritas la ayuda que presta a los inmigrantes subsaharianos. 

Una vez dadas a conocer estas manifestaciones, que nos remontan a la iglesia más inquisitorial y oscurantista anterior a las Cortes de Cádiz, el obispado de esa diócesis -en contra de la humana comprensión esbozada por el papa de Roma en lo que respecta a la homosexualidad- se ha limitado a conminar al clérigo trabucaire para que deje de hacer declaraciones políticas en los medios de comunicación. Es muy posible, sin embargo, que quien así ha sido apercibido siga manteniendo su colaboración en el diario Alerta Digital, medio en el que habitualmente refleja su homofobia y demás cagarrutas de su pensamiento retrógrado, aunque haya prometido a la curia diocesana que no lo volverá a hacer. 

De momento, Jesús Calvo ya le ha dicho a esa publicación ultraderechista que se siente tranquilo aunque no sorprendido por las histéricas y rabiosas reacciones procedentes de los sectores más anticlericales de la sociedad española, lo que según su criterio no hace sino dar validez a sus manifestaciones sobre la fe y la moral, tal como leemos en el citado diario: Me siento orgulloso de colaborar en Alerta Digital, un revulsivo de la conciencia nacional y de la tradición católica, afirmó el sujeto, por lo que el comunicado que sigue, dado a conocer por el obispado de León, me parece que no va a tener ningún efecto en lo sucesivo:

"Con relación a las informaciones aparecidas este sábado día 11 en un diario de alcance regional sobre las declaraciones que el sacerdote de esta diócesis, D. Jesús Calvo, hizo en días pasados inmediatos al programa “La Ratonera” de la página web de Alerta Digital, este Obispado quiere informar de que:
1º) Lamenta estas declaraciones, hechas a título personal y que en algún momento resultan ofensivas para algunas personas, y considera que son totalmente improcedentes en un clérigo, por lo que no pueden ser compartidas en manera alguna por nuestra diócesis.
2º) Ante otras declaraciones similares hechas a diversos medios en fechas recientes, desde la Curia diocesana, en conversación con el interesado, se le hizo ver el deber de abstenerse de la emisión de declaraciones de índole política, siguiendo las normas de la Iglesia, para no ser fuente de división entre quienes tengan acceso a ellas. En ese momento el citado D. Jesús Calvo se comprometió a no volver a intervenir sobre estas cuestiones ni en sus propias parroquias ni en medios públicos de comunicación.
3º) Por las informaciones que posee este Obispado, el compromiso se ha cumplido en lo referente a las parroquias que tiene encomendadas, cuya labor pastoral, por otra parte, lleva a cabo con normalidad.
4º) No obstante, este Obispado seguirá procurando que D. Jesús Calvo, sacerdote de esta diócesis de León, cumpla las obligaciones que, en este terreno, debe asumir como ciudadano de bien y como ministro de la Iglesia, que “debe renunciar a empeñarse en formas de política activa, sobre todo cuando es partidista, como sucede casi inevitablemente, para seguir siendo el hombre de todos en clave de fraternidad espiritual”, como exigen hoy las normas para el Clero".

Tampoco cabe esperar, ni mucho menos, que la Conferencia Episcopal Española intervenga en el asunto, pues Calvo presume de contar con el apoyo del ríspido Rouco, que de seguro la habrá gozado con las manifestaciones de su subordinado, que tan arraigada tiene la doctrina nacionalcatólica. ¿Qué dirá el santo padre Francisco, que vive en Roma? ¿Cómo creer en su nueva y humanizada prédica cuando siguen alojados bajo la iglesia vaticana individuos de esa catadura a los que los obipos reprenden con tan leves admoniciones?

DdA, X/2.593

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